PRÓLOGO

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Roma, 12 de septiembre de 2020

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Roma, 12 de septiembre de 2020

"Otra gilipollas más sobre el escenario".

Eso fue lo primero que pensé cuando vi a aquella chica subirse al ridículo escenario improvisado de aquel local de Roma.

Rezé porque fuera la última de la noche. Realmente lo hice.

Se suponía que aquel inmenso bar era conocido por traer a buenos artistas principiantes los viernes por la noche. Pero al parecer aquel no era un buen viernes.

Vi como la chica se removía el pelo y se lo recogía en una cola de caballo. Un grupo de personas cercanas a mi mesa comentaban alucinados el pelo de la chica. Y tenían razón en todo lo que decían. Ese pelo era inusual. Sin exagerar creo que le llegaba por la cintura. Le caía en ondas sobre la espalda. Pero nada de eso era lo inusual. Era el color. Lo llevaba tintado de un intenso azul eléctrico.

Mi móvil vibró en el bolsillo de mi chaqueta y lo cogí casi al instante.

— Te voy a matar — fue lo primero que dije al descolgar.

Me levanté de la silla escapando del increíble bullicio de la gente y me dirigí a la salida.

Escuché una risa en respuesta.

— No sabes lo graciosa que te pones cuando te enfadas Amalia, enserio — respondió Bella, mi mejor amiga.

Aunque con la putada que me acababa de hacer de dejarme colgada en aquel lugar estaba a punto de convertirse en ex mejor amiga.

—No me pongo graciosa.

— Sí que te pones graciosa -- me rebatió con tono cansado — Tú no sabes enfadarte, Amalia.

Suspiré pensando en la cantidad de veces que ella me decía que yo no sabía enfadarme. ¡Claro que sabía enfadarme!

— ¿Dónde estás? — pregunté al fin.

— Al final no voy a poder ir.

— ¡¿Qué?! — grité saliendo a la calle.

Unas mujeres que pasaban por allí andando se me quedaron mirando desconcertadas. Realmente grité a todo pulmón.

— No puedes hacerme esto ahora tía — rezongué angustiada — Llevamos semanas planeando venir aquí.

Aquello era increíble. Semanas dándome por culo para que fuéramos a aquel bar y fue y me dejó más tirada que una colilla.

— Lo sé, lo sé — resopló y se calló unos segundos — Pero es que mi hermana pequeña tiene una fiebre de la hostia y mis padres no están en casa. Y me toca cuidarla a mí.

Qué casualidad. Su hermana tenía que ponerse enferma aquel día. Justo aquel día.

Supongo que la mala suerte y yo íbamos de la mano.

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora