Me tiro sobre el colchón, hundiéndolo y haciendo rechinear los muelles de éste. Huele a sábanas limpias y con un ligero aroma a perfume.
Mi teléfono lleva desde ayer apagado. Absolutamente. Después de la pequeña discusión que tuve ayer con Damiano, me invitó a venir a París con él. Van a dar un concierto aquí y me dijo que era buena idea que los acompañara. Pero creo que realmente tiene ciertas intenciones conmigo en este viaje. Ayer mismo me dejó con las ganas de follar. Me quedé a cuadros. Literalmente me rechazó.
Esa actitud suya de superestrella engreída a veces no me gusta ni un pelo.
— ¿Amalia? — lo escucho entrar a la habitación del hotel — ¿Enserio vas a seguir sin hablarme?
Yo me tumbo boca abajo, con los ojos perdidos en el enorme cristal del balcón que deja ver desde aquí ya una hermosa vista de la ciudad.
Me asusto cuando lo noto sentarse junto a mi cuerpo. Ni siquiera le había escuchado acercarse.
— No entiendo por qué estás tan enfadada conmigo — dice en un tono burlón.
— Tú sabes por qué.
Lo noto moverse. Agacha su cabeza y coloca sus labios a la altura de mi oído. Puedo sentir su aliento chocar contra mi piel, provocando algo de calor y haciendo que mi vello se erice.
— ¿Es porque no te di lo que querías ayer, verdad? — pregunta con un poco de diversión — Pequeña rencorosa.
Yo me doy la vuelta, encontrándome con su penetrante mirada.
— No, si a mí me da igual — respondo un poco indiferente — Tú te lo perdiste.
Ahora que se joda.
Él entreabre los labios para hablar, pero se lo piensa mejor y vuelve a cerrarlos.
— No te necesito para nada — le restriego.
Un músculo de su mandíbula se tensa y un intento de sonrisa cruza su cara.
— Demuéstralo — me reta.
Coge una de mis manos y la pone sobre mi vientre, bajándola poco a poco hasta meterla por debajo de mis pantalones. Yo abro los ojos de par en par sin dar crédito a lo que está pasando. No puedo creer lo que pretende.
— Damiano, esto no es buena idea.
— ¿Te he pedido tu opinión?
Cierro la boca. Abre mis pantalones. Ahora solo sigo sus órdenes. Yo estoy tumbada, él se sienta a mi lado para no perder detalle. Quiere que me masturbe. Y quiere que lo haga delante de él.
— Yo prefiero que me toques tú — murmuro con un poco de vergüenza.
Él ríe. Es una sonrisa perfecta y satisfecha.
— Tú has dicho que no me necesitas para nada — acaricia mi mejilla con su helada mano — Y ahora quiero que demuestres eso, ¿sí?
— ¿Y si no quiero hacerlo? — insinuó con todo mi valor.
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Inferno {Måneskin Fanfic}
FanficDamiano David es el cantante más conocido de Italia. Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor. Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...