CAPÍTULO 55

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Han pasado tres semanas

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Han pasado tres semanas. ¡Tres!

Fabio se ha recuperado casi del todo de las heridas que le dejó Damiano en la pelea. Me mantiene encerrada en esta casa y más concretamente en esta habitación compuesta de cuatro paredes blancas únicamente. Fabio no me ha tocado en todo este tiempo. A veces me trae comida, cuando le apetece. Siempre me trae raciones pequeñas, por eso mi estómago nunca para de rugir. Diablos, estoy tan hambrienta...

Alessandra viene cada dos días o así, no lo tengo claro. Solo sé que viene porque a veces la escucho follar con Fabio en la habitación de al lado. Mientras tanto yo siempre estoy sentada en un rincón, rascando la pared con mis uñas, como si fuera el entretenimiento más divertido del mundo.

Últimamente tengo mareos constantes y náuseas. También tengo ganas de ir al baño más a menudo, ayer incluso me oriné encima porque Fabio no llegó a tiempo para llevarme al baño. Puso el grito en el cielo cuando vio eso y me dejó la misma ropa apestosa. Creo que la última vez que me dejó ducharme fue hace como una semana. Tengo que reprimir las ganas de vomitar que me dan, pero he vomitado en el cuarto hoy y cuando Fabio lo ha visto ha sonreído.

¿A quién le gustaría ver un vómito?

Fabio abre la puerta y me llama. Yo estoy sentada al estilo indio mirando a la pared. Se acerca y me toca el hombro con cariño y me habla dulcemente. ¿Ahora qué mosca le ha picado?

Me coge la mano y me levanta, aunque yo me mareo y me caigo entre sus brazos. Él me sostiene y me da un beso en la boca de imprevisto. Luego me lleva al baño y me permite ducharme. Me ha traído un vestido viejo y descolorido, pero es mejor que seguir llevando la misma ropa. Cuando termino de asearme, él entra y me enseña un palo blanco que tardo en reconocer.

— ¿Qué haces con una prueba de embarazo? — le pregunto yo, cruzándome de brazos.

— Es para ti. Así que ahora a mear.

— No tengo ganas.

Paso por su lado y él me coge del brazo, empujándome al váter. Me apunta con su dedo y me advierte que si no me porto bien y le hago caso habrá consecuencias.

Sale fuera y yo le echo un poco de agua del lavabo al test de embarazo, pero Fabio es rápido y me pilla.

— ¡Serás tramposa! — me grita — A mear ahora mismo.

Me da una botella de agua de litro y medio y me obliga a beber para que me entren ganas de hacer pis más rápido. El test de embarazo que he manipulado ya no sirve, pero él tiene otro.

Al final me tengo que hacer la dichosa prueba y meo mientras él me mira fijamente. La incomodidad es tan notoria que me pongo roja y empiezo a sudar. Cuando finalizo, él se guarda la prueba de embarazo y me mira con una sonrisa.

— ¿Te apetece bajar a desayunar? He preparado tortitas con miel, gofres con nata, crepes de chocolate, tostadas con mermelada, bollos con crema, fruta troceada...

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora