CAPÍTULO 58

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El embarazo ya se me empieza a notar

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El embarazo ya se me empieza a notar.

Lo noté por primera vez la semana pasada, cuando me iba a poner una camiseta y ya no me entraba bien. He tenido que comprar ropa ancha y holgada para que no presione mi vientre.

Les conté a todos mis amigos lo del embarazo; Thomas dijo que ya se lo esperaba y Victoria y Elizabeth prometieron que se encargarían de organizar la baby shower. Tardé un buen rato en hacer que Damiano entendiera de qué va esa fiesta y por qué se hace.

También he tenido varias sesiones de terapia con el psicólogo que contrató Damiano. Ya no me siento tan incómoda con ese hombre en casa.

Ya no tengo la irritante sensación de estar siendo observada, o incluso perseguida continuamente, porque Fabio ha muerto. Alessandra tampoco está. Su final fue el peor. Me intento convencer de que ella realmente no era una buena persona y que merecía ese final, pero solo era una mujer desesperada porque su hija, el cadáver de su bebé, yacía en un contenedor cualquiera como si tan solo fuera un trozo de mierda sin más.

— Ya verás qué bonita habitación — me dice Damiano abriendo la puerta.

Los he acompañado a un concierto en Suecia. Es el primero que van a hacer y es por mi insistencia, porque Damiano se quería quedar cuidando de mí en casa.

Cojo agua del minibar mientras Damiano sale al balcón y me acuesto un rato en la cama. Cuando él vuelve a la habitación, le comunico mi queja.

— Hay pocos cojines aquí, me duele la espalda.

— Ahora vuelvo.

— ¿Qué? ¿Adónde...?

Él cierra la puerta.

Yo bufo. ¿A qué habrá ido?

Me coloco los únicos cojines que hay para poder estar cómoda pero no lo estoy. En casa utilizo muchos.

Damiano vuelve cinco minutos después con cuatro cojines más. Ahora ya estoy un poco mejor. Él me pone la palma de su mano sobre la frente y yo frunzo el ceño.

— ¿Qué haces? No tengo fiebre.

— Estás muy roja.

— No es para tanto, no te vuelvas paranoico.

— Vale nen...o sea, amor.

Le cojo su teléfono para descargar un videojuego del que probablemente me aburriré en media hora. Damiano me distrae de vez en cuando dándome algún beso. Yo estoy metida de lleno en mi rol de camarera sirviendo a clientes que no tienen nada de paciencia. Estos videojuegos solo los hacen para estresar a la gente.

— ¡Serás desgraciado! ¡Ahora que te había preparado la hamburguesa coges y te vas!

— Bueno, ya está bien de jugar a mierdas.

Damiano me quita el teléfono de las manos y lo guarda en uno de los cajones de la mesita.

— Te dijo el médico que no te puedes estresar.

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora