CAPÍTULO 51

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Llevo un vestido gris

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Llevo un vestido gris.

Ya sé que no parece extraño, pero, ¿quién me lo ha puesto? Yo hace mucho tiempo que lo tenía guardado en el fondo del armario y hasta pensaba en tirarlo porque ya no me gustaba.

Pero eso no es lo único raro, también voy maquillada y peinada. Yo no recuerdo haberme hecho nada de esto, de hecho, lo único que recuerdo es a Fabio tocándome y...¡no sé! ¡Luego me desmayé!

Mi cabeza duele mucho, pero esto no es nada extraño tomando en cuenta que me drogó. Cuando me miro al espejo siento ganas de llorar por mi aspecto.

¿Qué clase de monstruo combina el gris con el azul?

Me han pintado las uñas de un azul cielo que odio. Estoy en mi cuarto, la cama está deshecha y abajo se escuchan voces. Una le pertenece a Fabio y otra es femenina y le pertenece a...oh, Dios mío.

Bajo las escaleras y me quedo mirando entre los barrotes hacia la cocina.

— Te dije que todo saldría bien — le habla Fabio a una rubia que está usando mi tostadora de espaldas — Vamos, Aless, no me puedes hacer esto, ¿sí?

Fabio pone voz melosa y la abraza por detrás. Ella le da un codazo y lo aparta, mirándolo un poco amenazante.

— No me dejaste pegarle — le acusa Alessandra.

Trago grueso. Así que ella es la que me dio las patadas anoche. Hay algo que no me cuadra aquí, ¿por qué está con Fabio? Habría esperado ver a Miranda con él, pero nunca a Alessandra. Y, ¿por qué ella lleva ese pelo rubio? Le queda horrible.

— Ya tendrás tiempo para eso, de momento es mi juguete — arrugo la boca al oír a Fabio referirse a mí con ese término.

¡Yo no soy el juguete de nadie!

Alessandra suaviza su rostro enojado y le pone las manos en las mejillas a Fabio para atraerlo a ella y darle un beso. Oh, por Dios, se están besando...¡y en mi cocina!

Él la levanta y la pone sobre a encimera con las piernas abiertas. Se besan con una pasión impresionante y yo aprovecho para bajar de puntillas e ir a la puerta de la entrada. Incluso suspiro cuando agarro la manija, pero ahí viene la peor parte. La puerta no se abre y el llanto de un bebé me hace gritar.

La hija de Alessandra está en el salón gateando y parece que se ha hecho daño. Fabio se asoma y sonríe con sátira al verme.

— Mi muñeca ya está despierta — dice feliz.

Viene hacia mí y me abraza rodeándome con sus brazos. Yo forcejeo, hasta que se me viene una idea. Levanto mi rodilla con todas mis fuerzas y se la clavo en la entrepierna. Él gime de dolor y me maldice, como ya esperaba que haría. Me escapo de sus brazos y voy a la puerta trasera que...¡sorpresa! También está cerrada.

— ¡Serás zorra!

No me da tiempo a reaccionar, Alessandra me coge del pelo y me arrastra al salón. Cuando me suelta caigo sobre mis rodillas al suelo y me pongo a llorar. No hay manera de escapar. ¡Estoy atrapada en mi propia casa!

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora