Damiano David es el cantante más conocido de Italia.
Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor.
Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...
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— ¿Terror? ¿Fantasía? — me pregunta Marco desde el salón — ¿Ciencia ficción?
— ¡Lo que quieras, me da igual!
Espero el pitido del microondas para sacar las palomitas y volcarlas en un cuenco. Mi madre me ha dejado invitar a Marco a casa esta noche. Su marido ha salido y ella está arriba trabajando en su ordenador. Me prometió que no nos molestaría, y espero que cumpla su promesa.
Me voy al salón con mi novio y me tiro al sofá con las palomitas. Él termina lo que sea que esté haciendo con la televisión y el mando a distancia y se sienta conmigo. Subo los pies encima del sofá y me tapo con una fina manta, esta noche ha comenzado a refrescar. Marco me da un beso corto en los labios. Esta actitud suya de buen novio respetuoso y amable me cansa un poco, la verdad. Yo necesito otro tipo de relación, una un poco más divertida y con más pasión. O por lo menos estar con una persona con la que me corra al follar. ¿Es tanto pedir?
— Vale, vale, ya está — pone un dedo en mis labios al ver mis intenciones de querer seguir besándonos y llegar más allá — Vamos a ver la película, preciosa.
Asiento, enfurruñada. Parece que no capta que lo de la película era una excusa para poder liarnos tranquilos y no levantar sospechas por parte de mi madre.
La pantalla de mi móvil se enciende sobre la mesa cuadrada del centro y me estiro para cogerlo bien perezosa. Suponía que sería algún mensaje de Elizabeth o de Bella, pero no. Es de alguien a quién estoy intentando olvidar con esta relación aburrida que tengo con Marco.
DAMIANO: ¿Podemos vernos?
Joder, no le entra en la cabeza que él tiene novia y yo novio.
AMALIA: No, no podemos. Déjame en paz.
Bajo la pantalla y miro a la tele, al final ha puesto una película de miedo, y yo odio ese tipo de pelis. Pero es imposible concentrarse teniendo mi móvil vibrando sobre mi regazo.
DAMIANO: Deja de ser tan fría conmigo, yo tenía la esperanza de que pudiéramos ser amigos.
AMALIA: El otro día me besaste. Y te recuerdo que los amigos no se besan.
En línea, escribiendo...
DAMIANO: Los buenos amigos sí se besan.
Vaya, la moraleja del día.
— Amalia — levanto la vista hacia Marco, que me mira alzando una ceja — ¿Con quién hablas?
— Con Bella — miento — Pero ya está — vuelvo a dejar mi móvil sobre la mesa.
No sé si me termina de creer o no, pero lo deja estar.
Me apoyo en su pecho y seguimos viendo la película. Bueno, yo la veo por partes porque en las partes de más miedo, bajo la mirada. Sí, tengo diecisiete y este tipo de películas todavía hacen que después de verlas tenga pesadillas por las noches.