Damiano David es el cantante más conocido de Italia.
Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor.
Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...
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Me despierto con Damiano durmiendo a mi lado. Se ve casi como un chico bueno mientras duerme, aunque claramente yo sé que eso es pura apariencia. Me muevo en la cama para poder salir y un brazo me rodea, impidiéndomelo.
—¿Adónde te crees qué vas?— me pregunta Damiano.
Me retiene en la cama. Casi me siento una prisionera.
—¿Piensas tenerme en la cama todo el día?— insinúo yo.
Él sonríe, aún con los ojos cerrados. Me apuesto lo que sea a que tiene que estar pensando en mi pregunta e imaginando todo tipo de tórridas actividades.
—Si hace falta, sí— abre los ojos — Y mejor no me des ideas.
Me estrecha contra él. Primero empieza a besar mi hombro, mordisqueándolo en algún momento y después ataca mi cuello. Se va moviendo hasta ponerse encima de mí, para de ese modo tener mayor accesibilidad a todas partes de mi cuerpo. Ronroneo un poco de lo bien que se sienten sus caricias y su completa atención sobre mí. Me encantaría despertarme así más a menudo.
—Oye, tengo que levantarme— le recuerdo e intento empujarlo por los hombros — Tengo cosas que hacer.
Él accede a regañadientes, tumbándose de nuevo en la cama y pasándose las manos por su cabello, despeinándolo totalmente. Sabe que tengo que ir a clases y que no puedo faltar. Aunque no me hace mucha ilusión y me quedaría en la cama todo el día. Pero tengo que hacer un esfuerzo gigante.
Me levanto de la cama y empiezo a prepararme. Damiano tarda unos minutos en incorporarse y ponerse unos boxers. Yo salgo enseguida y lo abrazo por detrás, poniendo mi mejilla sobre su tatuada piel.
—Damiano— digo su nombre.
—¿Qué?
—¿Es verdad que la banda tenéis una casa en Roma en la que componéis y ensayáis canciones?— le pregunto yo.
Había leído algo acerca de eso por internet y quería verificarlo.
—Puede ser...— se hace el misterioso.
Yo me río y beso su espalda, que más que espalda parece una obra de arte.
—¿Me llevas?— se nota la ilusión en mí.
Él me comenta que a esa casa la llaman Casa Måneskin. Pero no me promete que me vaya a llevar.
—Por favor...— le pido un poco infantil.
Pero Damiano es duro como una piedra y no lo ablando de ninguna forma.
Voy al instituto. El ambiente allí sigue igual de removido conmigo. Hoy he visto a Marco y básicamente me he escondido para no tener que verlo frente a frente. Bella me ignora y la veo con Melani, la hermana de Fabio, uno de los mejores amigos de Damiano y también la exnovia de Marco. Ella siempre me decía que Melani no le caía bien y ahí la tengo, las dos juntas como si fueran amigas de toda la vida. Bella no es idiota, sabe que las estoy viendo y está con ella para hacerme daño.
