CAPÍTULO 32

701 52 41
                                    

Nuestras piernas están cruzadas

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Nuestras piernas están cruzadas.

Mis manos se han instalado en sus hombros, las suyas en mi cintura.

Poco a poco voy despertando y levanto la cabeza. La luz entra por la ventana abierta y las cortinas se balancean por la suave brisa. Unos ojos pardos me observan con curiosidad. Una sonrisa nace en su rostro, natural y radiante.

Escucho nuestras respiraciones mientras simplemente nos miramos el uno al otro. Sus manos no tardan en aventurarse a explorar cada rincón de mi cuerpo y ambos nos incorporamos para acercar nuestros labios, que se rozan enseguida.

— Damiano...

— ¡Amalia!

Me sacuden el hombro.

— ¡Amalia!

Otra sacudida de hombro.

Me despierto sobresaltada. Lo primero que veo es a Damiano con las cejas arqueadas y una gorra. Después de comérmelo con los ojos, recuerdo que estamos en el aeropuerto. No sé qué me ocurrió para acceder a hacerles de fotógrafa e irme con ellos a Los Ángeles.

— Te has echado una buena siesta, amiga.

— Yo no quiero ser tu amiga — mascullo yo.

Me levanto y la revista que había estado ojeando un rato antes se cae al suelo. Damiano se aparta unos pasos cuando me agacho para cogerla.

— ¿Qué has dicho?

— Nada, nada — respondo, apurada.

Él se ha tomado enserio lo de ser amigos. Ha mantenido las distancias entre nosotros y nuestras conversaciones las últimas semanas han sido a través de mensajes. Yo no puedo mantener la compostura. No es mi amigo. Cada vez que lo miro recuerdo cómo sus labios me besaban, como sus manos me tocaban, como nuestros cuerpos se unían, encajando como uno solo.

— Embarcamos en veinte minutos — apunta él.

Yo asiento, recordando ese detalle. Es muy temprano y aún tengo sueño. Quizá en el avión me vuelva a dormir.

— No tienes muy buena cara, ¿te pasa algo?

Tú me pasas.

— Nada — parezco estúpida diciendo la misma palabra otra vez.

— ¿Seguro? Yo creo que te pasa algo conmigo.

— ¿Por qué piensas eso?

— Hace unos días te mandé solicitud para seguirte en tu cuenta secundaria de Instagram y me la rechazaste — me hace gracia que este sea su argumento — Y sé que Ethan, Victoria y Thomas te siguen por ahí. Pensaba que éramos amigos.

Me cuesta no soltar una carcajada irónica al oír eso de "amigos". No lo dejé seguirme porque quería que viera que estoy algo molesta. Pero él no pilla la indirecta.

Inferno {Måneskin Fanfic}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora