Damiano David es el cantante más conocido de Italia.
Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor.
Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...
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No puede ser lo que estoy pensando.
No puede ser lo que estoy pensando.
No puede ser lo que estoy pensando.
Me levanto bruscamente del sofá, dejando que la manta caiga al suelo. Ethan se tira un poco del pelo y levanta una mano, pidiéndome que espere. Yo me sigo alejando.
— Ethan, tú...— lo siguiente me cuesta pronunciarlo, es como si las palabras se me atravesaran en la garganta — ¿Tú eres el desconocido?
Intento unir las piezas del rompecabezas y las cosas empiezan a cuadrar en mi mente. Sospechaba que el desconocido era alguien a quién conocía, pero, joder, Ethan no. Se supone que somos amigos. ¿Cómo podría haberme hecho esto? Ya no sé qué pensar, estoy angustiada.
— ¡Responde!
— ¡No lo soy! — exclama.
Me llevo la mano al pecho y suelto un suspiro.
— Hay algo que deberías ver — me dice mientras teclea en su teléfono.
Me lo tiende y me deja ver varias capturas de pantalla de...mierda, el desconocido está en todas partes. A Ethan también le ha mandado mensajes. En uno de ellos le pide que venga a mi casa y que intente seducirme para poder sacarnos fotos y enviárselas a Damiano. Para ser más efectivo, le escribe que si no lo hace me hará daño a mí.
— Hace un par de días que contactó conmigo — me confiesa Ethan.
Yo encuentro una foto en la que Damiano sale tirando las rosas. ¡Claro! Por eso Ethan lo sabía.
— No me puedo creer que también haya contactado contigo — estoy sin palabras — ¿Por qué habla con los dos?
— Hablan — responde como corrigiéndome.
¿Por qué lo ha dicho en plural?
— ¿Qué quieres decir?
Me vuelvo a sentar a su lado en el sofá.
— Creo que son dos — menciona con duda.
— ¿Por qué?
— La persona que me habla a mí es mucho más directa y no utiliza emoticonos, la que te habla a ti, sin embargo, se va por las ramas y utiliza emoticonos.
Tiene un buen argumento, no lo puedo negar. Pero tampoco podemos estar seguros.
— ¿Quiénes crees que son? — le pregunto.
— Alguien que odia mucho a Damiano — dice — Todo lo que quieren es hacer daño a Damiano, por eso nos necesitan. Quieren utilizarnos como sus marionetas para cumplir con su fin.
