Damiano David es el cantante más conocido de Italia.
Amalia es solo una joven inocente y sin experiencia en el amor.
Las vidas de ambos cambian cuando se conocen por casualidad una noche. Un año después se reencuentran y se dan cuenta de que ninguno...
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Hace un calor de la hostia.
Levanto mis pies y los coloco encima de la barandilla de la terraza. Echo mi cabeza hacia atrás, cerrando los ojos. Sostengo mi cigarrillo y le doy una pequeña calada, soltando despacio todo el humo. Desde aquí puedo escucharlos a todos cantando a la chica del cumpleaños. Es una de las mejores amigas de Miranda, mi novia. Vuelvo a abrir los ojos y giro mi cabeza. Ahí está ella. Con ese vestido morado capaz de cortar le la respiración a cualquiera y ese pelo castaño recogido en un perfecto moño. Aplaude sonriente, destacando entre los demás invitados. Se da cuenta de mi mirada, y me lanza un beso. Si hace unos meses alguien me hubiera dicho que ahora estaría saliendo con una mujer como ella, no me lo habría creído. Fue gracias a mi amigo Fabio que la conocí, él me la presentó. Ella lo tiene todo: belleza, inteligencia, seguridad en sí misma...Hasta hace dos días todo iba bien.
Pero tuvimos que actuar en el Circo Massimo. Ese concierto ha sembrado una duda increíble en mí. En pocas palabras, lo ha jodido todo.
Ahora no dejo de pensar en esa chica. Nunca pensé que volvería a verla. Jamás. Pero allí estaba ella. Entre toda la multitud. He llegado a la conclusión de que ella quería pasar desapercibida, quería evitarme, en el concierto. Pero su amiga le jodió el plan tirando su sujetador al escenario. Sujetador que ahora tengo en buen recaudo.
— Eh, tío — no me molesto en mirar — ¿Qué haces aquí?
Fabio arrastra una silla idéntica a la mía, haciendo que chirríe. La pone a mi lado y se sienta. Saca un cigarrillo del bolsillo de su pantalón y le paso mi mechero para que lo encienda.
— Solo quería tomar el aire — respondo desanimado.
— Claro, y yo nací ayer — se burla, sabiendo perfectamente que miento — Te noto raro, como distante. ¿Ha pasado algo?
Debí haberme visto venir. Fabio me conoce bastante bien. Y hay muy pocas personas en el mundo que me conocen realmente bien. Una de ellas es Fabiano, y las demás personas son Victoria, Ethan y Thomas. Ni siquiera Miranda termina de conocerme bien, y eso que llevamos seis meses. Pero soy una persona bastante complicada. Me cuesta confiar en la gente, abrirme, expresar con libertad lo que pienso y lo que siento. Por eso siempre suelo guardarme todas esas cosas para mí.
— ¿Te acuerdas de aquella chica? — miro a la nada — La de hace un año.
— Sí — ríe por lo bajo — Me acuerdo.
Voy al grano. Le cuento que la volví a ver en el concierto. Necesito contarle esto a alguien. Y sé que en Fabiano puedo confiar, que nunca se lo diría a nadie.
— Olvídate de ella — abre la boca, liberando todo el humo, creando una espesa nube blanca — No la vas a volver a ver nunca más. Lo del concierto solo fue una coincidencia, tío — prosigue frunciendo el ceño — Además, tú solo la querías para follártela, y ya lo hiciste - me mira, preocupado al ver que no he contestado — ¿Te la follaste, verdad?
