3 | Somos amigos

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Agradecí que el arma no tuviera balas.

Casi no pude dormir pero me levanté temprano y me presenté en la entrada del restaurante, Esra me dio un uniforme color turqueza, era lo que distinguía su hotel y su restaurante, me explicó lo que debía hacer y lo entendí con facilidad.

— Ayuda con los platos en la cocina — dijo la chica que maneja la caja registradora.

— Soy mesero, no lavaplatos — respondí.

— Es parte de tu trabajo — Dijo con cara de pocos amigos.

— ¿Donde puedo encontrar a Esra? — Pregunté tratando de intimidarla.

— Para hablar con ella debes pedirlo con anticipación es una mujer ocupada — aclaró con cierta satisfacción en su tono de voz.

— ¿Y tu para ella eres? — cuestioné tratando de sacar información.

— Una empleada más.

— Perfecto, yo seguiré en mi trabajo. — Giré y continué con lo mío

Siempre quieren abusar de los nuevos empleados, seguí limpiando mesas y mostrando el menú a los clientes, es un trabajo al que estoy acostumbrado, pero terminé agotado, tanto física como mentalmente.

Estaba dispuesto a irme pero me detuvieron.

— Hey no te puedes ir — Observé era la chica de la caja registradora, creo que es la misma que me dijo que comiera los caramelos.

— No lavare los platos — dije inmediatamente.

— No te llamo para eso, te llamo para informarte que debes reportarte conmigo antes de salir es como algo tipo asistencia — explicó.

— Si, entiendo ¿dónde hago eso? — pregunté para que me indicara.

— Solo debes firmar a la hora que llegas y la hora que sales.

— Ok.

— ¿Porqué elegiste trabajar aquí? —la observé confundido.

— ¿Eso también piden en el formulario? — pregunté, creo que es muy insistente.

— No, es solo curiosidad.

— Ahorrate la curiosidad — Observé su nombre en su uniforme —. Si eso es todo con permiso Celeste, no se tu pero yo si estoy agotado.

|Semanas Después|

Han sido semanas agotadoras y cada vez soporto menos a Celeste ella puede hacer lo que se le da la gana en el trabajo. Hace hasta lo imposible para que yo pierda este trabajo, primero me hizo llevar platos equivocados, luego atender clientes que hablaban Francés y solo con señas logre atenderlos, soy el último en poder salir del restaurante con ella por decisión obviamente de ella porque supuestamente es ley del nuevo empleado solo el primer mes, si claro yo no soy estúpido, ni porque me tire comida dejo el trabajo, solo aquí estoy seguro.

— La mesa 5 necesita limpieza, Hakan te encargas porfavor — como disfruta ordenarme.

— Ajá — Respondí.

— Creo que a este paso serás empleado del mes — Sonreí de mala gana.

— Eso es genial muchacho no te desanimes. — dijo uno de los clientes, me limité a limpiar la mesa gire y Celeste ya me señalaba otra de las mesas.

— No es necesario que me lo indiques sé que debo hacerlo — esto me esta agotando.

— Solo me aseguro de que lo hagas bien — dijo con cierta superioridad.

No respondí más y así fue todo el día, Hakan haz esto, Hakan te necesitan aquí, Hakan lo otro, Hakan aquello, cené en la cocina como todos los días, ella se sentó cerca de mí.

— ¿Ahora me sigues? — Pregunté y ella soltó una risa burlona.

— Ustedes no paran enserio — Dijo Volkan mientras negaba con la cabeza.

— Dile que deje de molestarme soy nuevo aquí — me quejé, ya estoy cansado de esta situación.

— Así es siempre — dijo otro de los empleados.

— Deberías acostumbrarte — dijo Volkan mientras comía — Tómalo como un especie de prueba para que sigas trabajando — Celeste sonrió y siguió comiendo.

— Aja si una prueba.

— Relajate que así fue conmigo — Dijo Volkan mientras llevaba una cucharada más de comida a su boca.

— ¿Y ustedes son? — definitivamente ellos tienen una relación.

— ¿Qué crees que somos? — Preguntó Celeste mientras le daba un sorbo a su jugo.

— No le des ideas — Volkan sólo reía y negaba con la cabeza.

— ¿Son novios? — Celeste soltó una carcajada algo contagiosa cuando menos me di cuenta todos reíamos en la cocina.

— Somos amigos — Aclaró Celeste.

— Exacto, la bella Celeste es Soltera — ella asintió y vi sus mejillas ruborizarse.

— Bueno gracias por la comida y debo esperar a que todos firmen para poder firmar — Todos firmaron y yo esperé paciente, vi a Celeste tomar su bolso.

— Aun no he firmado — aclaré.

— ¿Qué esperas? — dijo mientras observaba su reloj.

— Te espero a tí.

— Firma de una vez que sin eso no me puedo ir — Pero que genial idea me haz dado, me senté en una de las sillas. — ¡firma ya!

— No voy a firmar.

— ¿Porqué? — preguntó cruzándose de brazos.

— Sin eso no te puedes ir y de alguna manera debo cobrarme lo que me haz hecho todas estas semanas — aclaré cruzándome de brazos al igual que ella.

— Te he tratado como un empleado cualquiera firma de una vez necesito irme — su tono de voz empieza a ser molesto.

— Pídeme disculpas por lo que me haz hecho todas estas semanas.

— Jaja ay porfavor si no firmas el perjudicado eres tú, porque yo envío esto todos los días a Esra si le digo que no asististe un día pierdes el trabajo — es como si tuviera el control de todo.

— No eres capaz de hacerlo — enarcó una ceja.

— Ponme a prueba — dijo tomando la hoja para salir.

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