16 | Su Debilidad

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— Eh Hola Héctor ¿Qué haces aquí? — pregunté pero ya supongo a que viene.

— Hola, Esra me mando a buscar a Hakan.

— Siempre envía a Volkan.

— Le dio el día libre.

— Pero estoy jugando con mi amigo, ¿no se puede quedar un ratito más? — preguntó el pequeño Emanuel.

— Otro día podremos jugar. — Afirmé.

— Te espero en el auto. — Vi a Héctor alejarse.

— Ve con cuidado porfavor.

— Tranquila, lo resolveré. — Iba a dar un beso en sus labios pero recordé a Emanuel.

— Nos vemos mañana.

— Si — Me despedí con un beso en la mejilla y alborote el cabello de Emanuel.

— Adiós amigo. — Dijo mientras movía sus manitos en señal de despedida.

Subí al auto, Héctor condujo hasta el hotel, Esra estaba en la entrada del mismo.

— ¿Sabes que necesita? — pregunté a Héctor.

— Que te lo diga ella misma.

— Hola querido ¿Cómo estás? — saludó Esra.

— Hola ¿Qué necesita?.

— Tranquilo, tienes una nueva misión.

— Dígame.

— Veo que ya no te niegas — comentó con una sonrisa.

— No tengo opción.

— Debes acompañar a Héctor a entregar la mercancía.

— ¿A dónde?.

— Está noche, se irán en uno de los botes, te agradecería que no intentes nada de eso que llaman "Escapar" — hizo la mímica de comillas con sus manos.

— No lo haré señora no se preocupe.

— Perfecto, de lo contrario no quisiera ser portadora de malas noticias para Celeste. Pero en caso de que intentes algo todos mis hombres tienen órdenes de dispararte — esta mujer no tiene piedad.

— Lo-lo entiendo. — Dije con algo de nerviosismo.

— Haz resultado ser muy eficiente. — Sonrió.

— ¿Necesita algo más?. — Pregunté.

— No, Héctor te dará un arma obviamente sin balas, solo la deberás usar en caso de emergencia para asustar a alguien. Son pequeños detalles que ya debes saber con tu experiencia.

— No, entiendo todo lo que me está diciendo.

— ¿No tienes ningún problema en que tu arma vaya sin balas?.

— No.

— Perfecto, ve con Héctor, no quiero errores.

— No los tendrá se lo aseguro.

Seguí a Héctor hasta las bodegas, no entiendo como carajos no se da cuenta nadie, bajo el hotel es donde tienen almacenadas toneladas y toneladas de esa porquería.

— ¿Hace cuanto sales con Celeste? — Preguntó Héctor.

— Hace poco.

— ¿Sabes que tiene un hijo?.

— Si ya me lo dijo.

— ¿Y no la dejaste por eso?.

— ¿Debería? Estoy enamorado de ella no de su hijo.

— Si pero vas a terminar criando a un hijo que no es tuyo.

— Ese es mi problema.

— OK, que carácter — Preferí no responder, de lo contrario le cerraría el hocico a puños.

La entrega fue en total calma, esta mujer tiene tanto poder, no podía creer estaba en la Playa podría escapar y nadie lo notaría, observé que nadie me siguiera, caminé un poco.

Perdí el valor al recordar a Celeste, regresé al bote.

— Tus ganas de escapar son grandes.

— ¿De qué hablas?.

— Todos te vimos — comentó Héctor.

— Solo necesitaba un respiro.

Regresamos a la isla en total calma, le avisé a Celeste que ya estaba en casa, observé por la ventana estaba Esra con alguien más, hablaron un rato pero por la distancia no podía escuchar, se despidió con un beso, carajo es Héctor.

Me oculté rápidamente, a esta vieja le gustan los jóvenes, demonios esto debe saberlo Celeste, marqué su número pero no respondía de seguro se durmió.

Volví a observar por la ventana pero solo la vi marcharse en su auto.

Encontré su debilidad.

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