24 | Te Amo

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Desperté en la camilla, estaba cubierta por un cobija. Gire y vi a Hakan en el suelo de su celda.

— Celeste Celeste ¿Cómo te sientes?.

— No me puedo mover mucho, mis piernas, y mis brazos duelen — dije en voz baja.

— Estamos vivos de milagro.

— Quiero ver a Emanuel necesito decirle que lo amo — no tengo fuerzas para nada.

— Lo veras mañana, me dijo que te extraña mucho. — Esra estaba en el centro de la sala.

— No me mientas.

— Avísame si no quieres que lo traiga.

— Te traeré maquillaje para que puedas cubrir lo asquerosa que te ves — no tiene piedad de nadie.

— Danos un poco de agua.

— Volkan dejales agua, por lo menos que puedan despedirse de su niño — Esra nos ve con asco.

Mis lágrimas no tardaron en aparecer, porfin veré a mi niño y talvez sea la última vez.

— No tardarán en matarnos, ella quiere que te despidas de Emanuel.

— Siento que ya no puedo más.

— Aquí esta su comida, coman todo. — Volkan me guiño el ojo mientras dejaba el plato en mi celda.

Empecé a comer trate de ocultar lo que mas pude del papel y me encerré en el baño a leerlo.

“ Mañana es el gran día, Taylor ya sabe que hacer, coman todo necesitan fuerza, les traje bebida energizante en lugar de jugo, estén atentos ante todo, yo me encargo de Esra”.

Me deshice del papel y salí.

— Hakan lamento ser la causante de tus golpes — acaricié su rostro a través de las barras de metal que nos separaban.

— No tienes la culpa yo te metí en ésto — dio un beso en mis manos.

— Mañana es el gran día — susurré — debemos estar atentos será mientras Emanuel nos visita.

— Si también Te amo.

— Y yo a ti — sabía que alguien estaba cerca por eso cambió el tema.

— Dejen su cursileria — Dijo uno de los guardias, me alejé de Hakan.

La noche fue eterna contaba las horas para poder ver a mi pequeño pero sobre todo para escapar de aquí.

— Hey despierta bella durmiente. — Abrí mis ojos para encontrar a Esra.

— ¿Que sucede? — pregunté aun confundida.

— Aquí está el maquillaje para que cambies esa cara de moribunda.

— Esta bien.

— Que obediente estas. No quieres que te maquille como te lo enseñé en tus quince años.

— Si quieres hazlo, no tengo problema. — Quitó el maquillaje de mis manos y lo hizo ella misma de forma cuidadosa.

— Estas casi lista. También traje ropa, ve a cambiarte.

— ¿En qué momento cambiaste? Eras una madre amorosa, amabas tu hogar — necesito encontrar la razón de su cambio.

— En el momento en que me di cuenta que tu padre prostituia e inició este negocio, todo lo he hecho para protegerte.

— ¿De quién?.

— De los enemigos de tu padre.

— ¿Mi papá inició ésto? — no puedo creer lo que dijo.

— El inició pero yo lo continúe para poder protegerte.

— Esto no es protegerme, obligaste a Manuel a saltar al mar, hiciste que se suicidara frente a mi.

— Él me denunció, si no lo hacía las que habrían muerto seríamos nosotras.

— Me iré a cambiar.

— No me crees ¿verdad?.

Vi lágrimas en su rostro, pero no sentí lástima por ella, el poco cariño que me quedaba por ella no está.

— Necesitaré tiempo para entenderte.

— Siempre te amaré pequeña, todo lo hice por nosotras.

Entré al baño y me cambié.

— Te ves tan linda.

— Emanuel vendrá dentro de poco, quiero que nos tomemos una foto como la familia que somos.

Vi a Taylor entrar con Emanuel en sus brazos.

— No llores o arruinaras el maquillaje.

— Mami — Abracé a mi pequeño.

— Te extrañe tanto mi amor. — Di muchos besos en su rostro.

— ¿Que hace mi amigo ahí? ¿Porque ya no vas a la casa mami?.

— Te amo mi niño mami va a volver pronto a casa, solo estamos trabajando aquí, la tía Taylor te cuidará mientras mami trabaja.

— Tomemos la foto tengo algo de apuro. — dijo Esra pasándole la cámara a Volkan.

Nos sentamos y  Volkan tomó la foto.

— ¿Pará qué quieres la foto?.

— Pará que mi nieto vea lo feliz que pudimos ser.

— ¿Que hace mi amigo ahí?.

— Debo cuidar el edificio como tu mami. —respondió Hakan.

— Debo irme, cuida a Emanuel, te amo — Esra dio un beso en mi frente y salió junto con Volkan.

— Tengo la llave, hoy salimos de aquí, Volkan solo debe darme la señal — dijo Taylor para abrazarme.

— Porfin. — abracé a Emanuel.

Taylor reviso su celular.

— Ahora — Abrió con sumo cuidado cada celda, los guardias no estaban, caminamos hasta la entrada de la casa, para encontrar que todo estaba rodeado de policías.

Escuché un disparo desde dentro de la casa.

PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora