13 | Flores

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Llevamos varias semanas de encuentros sexuales, Celeste pidió discreción y la entiendo, no la quiero exponer ante la maldad de Esra.

He realizado varios robos en todo este tiempo. La culpa me está matando, uno de los turistas casi me descubre pero gracias a Volkan no pasó a mayores.

Celeste empieza a preguntarme que porque ya no voy a verla al bar, mi respuesta es simplemente estoy cansado y no quiero beber.

He intentado armar un plan con Volkan pero todo lo que le digo ha matado, o han desaparecido las personas que lo quieren llevar a cabo.

— Hello. — Llegó Celeste a mi habitación, saludó con un beso en mis labios.

— Eh Hola.

— ¿Que planes tienes hoy?.

— Dormir.

— Te parece si caminamos por la playa, nadie tiene por que vernos.

— Celeste ya lo hemos hablado.

— OK.

— Si iré

— ¿Enserio?— En su voz había emoción, ilusión en sus ojos, mi corazón se aceleró al ver su sonrisa.

— ¿Es una cita?. — Sonreí.

— Tómalo cómo quieras.

Caminamos por la orilla del mar, ella tomó mi mano, ninguno hablaba, no era nada incómodo, es una sensación de paz y tranquilidad.

— Esto es raro.

— Yo me siento bien.

— ¿Sentimos lo mismo?.

— ¿Qué sientes? — Pregunté rodeando su cintura.

— No se realmente si es amor, porque dejé de creer en eso cuando murió mi esposo.

— ¿Tuviste esposo?.

— Si, no planee rehacer mi vida hasta que te conocí.

— ¿Te me estas declarando? — pregunté incrédulo.

— No lo hagas más complicado — Bajó su cabeza, sus mejillas estabas rosadas, levanté su rostro y di un corto beso.

— ¿Estas segura de lo que sientes?.

— No estoy segura de lo que tu sientes pero yo... — La volví a besar.

— ¿Novios?.

— Jaja te sorprendería si te digo que me siento como una adolescente.

— Ya somos dos.

— Jaja disfruto tanto estar junto a tí.

— Y yo junto a tí.

Caminamos un poco más, entre besos y caricias fue una noche perfecta.

Celeste Ercel.

Desperté temprano, tenía el día libre y decidí limpiar la casa con la ayuda de Taylor y Emanuel.

— Me pasas la Esponja.

— No. — Respondió Emanuel.

— Porfavor.

— Ahora si la puedo pasar mami.

— Jaja para que veas quien le enseñó — Comentó Taylor con aires de superioridad.

— Mi niño es inteligente como la mamá.

— Y como papi. — Dijo Emanuel, mi sonrisa se borro.

— Si cariño como papi. — Afirmé.

— ¿Cuándo vendrá papi?.

— Pronto cariño — me parte el corazón tenerle que mentir.

— ¿Y traerá juguetes? — preguntó con ilusión mi pequeño.

— Muchos juguetes.

— ¿Y flores? así como la foto donde esta mami con las flores.

— Si mi amor porque mami ama las flores — dije para darle un beso en sus tiernas mejillas.

— Vamos a buscar más esponjas Emanuel, esas ventanas no se limpiarán solas.

— Pero yo quiero jugar.

— Jugaremos a limpiar. — Dijo Taylor y negué con la cabeza.

— jajaja ¿y que? ¿él que limpie más rápido gana?.

— Exacto.

— ¿Qué gana? — Preguntó Emanuel.

— Se ganará una barra de chocolate.

— ¿Y qué más?.

— Y un paseo al parque.

— Si si yo quiero ir al parque.

— Entonces a limpiar.

— Si mi amor vamos a limpiar — Lo levante en mis brazos y empecé a hacer cosquillas, su risa lo es todo para mi.

— No más cosquillas mami — jaja el adora eso.

Tocaron la puerta y Emanuel corrió a abrir.

— Mami mami son flores es papi.

— ¿Qué?.

Vi a Hakan en la puerta con un ramo de flores.

— ¿Eres mi papi? — le preguntó Emmanuel.

— Papi ¿de que habla?. — Preguntó Hakan confundido.

— Puedo explicarlo.

— ¿Mami qué sucede?. — Emanuel corrió a mis brazos.

— ¿Celeste que sucede?. — preguntó Hakan y Taylor se llevó a Emanuel.

Me acerque a él, quise tomar el ramo de rosas pero bajó sus manos.

— Es mi hijo — Dije en un hilo de voz.

— Se te olvido el pequeño detalle de decirme que tienes un hijo.

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