— Hakan escúchame — pedí.
— Bueno ya que estamos diciendo nuestras verdades, llegué a la isla escapando de mi familia, de mis culpas, de mis pecados. — Dijo entre lágrimas.
— Déjame hablar.
— Detesto las mentiras, si no te lo decía es por que no podía, Celeste un hijo no se niega — explicó molesto.
— Nunca lo negué.
— No decírmelo cuenta como eso.
— ¿Y ahora te irás?¿Verdad? .
— No debiste mentirme.
— Siempre es así, descubren que soy madre y huyen. — Soltó el ramo de rosas y salió.
— Celeste, Emanuel está llorando ve con él yo recojo esto. — Dijo Taylor.
— Todos son iguales.
— Te dije que no lo hicieras pero eres necia — debo escuchar más a Taylor.
— Siempre tienes la razón.
Fui con Emanuel, le expliqué que el señor se había equivocado de casa, que papá pronto volverá, entre sollozos se durmió, trataré de llevarlo al parque, casi no me gusta que salga, no hay muchos niños en la isla.
Llegue al trabajo y actúe como si nada hubiese sucedido, evite hablar con Hakan para no complicar las cosas.
Pero no pude mas, era el último en firmar y debía ayudarme a cerrar.
— ¿Podemos hablar?.
— Tengo prisa — Lo vi firmar y salir lo mas rápido posible.
— Hakan — Lo perdí de vista, fui hasta casa me cambié, esperaba verlo en el bar pero nunca llegó.
Hakan Bolat.
— Está todo listo, el cargamento saldrá a las 3 de la mañana.
— Buen trabajo. — Dijo Volkan.
— Eso sería todo, ¿puedo irme? — pregunté fastidiado.
— ¿Qué sucede con Celeste? — cuestionó al vernos alejados durante el día.
— Nada, cosas de nosotros.
— Sabes que puedes hablar conmigo.
— Si lo sé pero no lo necesito.
— ¿Puedo irme?.
— Si, yo me encargo de lo demás.
Fui hasta el bar con la esperanza de encontrarla pero no estaba ahí, caminé hasta el hotel, la vi sentada en recepción.
— ¿Que haces aquí? — pregunté al verla ahí sentada.
— Te estaba esperando.
— Celeste ya es algo tarde solo quiero dormir — expliqué.
— Necesito hablar contigo — la ignoré y fui hasta mi habitación ella me siguió.
— Di lo que tengas que decir y vete — expliqué.
— ¿Trabajas para Esra?.
— Claro, todos trabajamos para ella en el restaurante — expliqué.
— Sabes perfectamente que no me refiero a eso — ella no puede saberlo.
— Entonces ¿De qué hablas?.
— Te involucró en el narcotrafico como a Volkan — abrí mis ojos sorprendido.
— No sé de qué hablas Celeste debes haber bebido — no se de que manera hacerle creer que lo que dice es mentira.
— No soy ninguna estúpida sé perfectamente a que se dedica Esra.
— Basta Celeste no estoy entendiendo nada.
— ¿Quieres que sea más específica? — cuestionó molesta.
— No Celeste ya basta, no tengo nada que hablar contigo.
— Eres igual que Volkan, Héctor y los demás. Todos trabajan para ella.
— Celeste yo...
— Te intenté advertir que te fueras, que este no era lugar para tí, todos terminan así, trabajando para ella — cubrió su rostro desesperada.
— ¿Tú eras la que dejaba las notas bajo la puerta? — por Dios pero está más que claro.
— ¿Quién más te pediría eso?. No quiero que termines como... — guardó silencio.
— ¿Cómo quién?.
— Cómo mi ex esposo, murió a causa de esto — vi sus ojos cristalizarse por las lágrimas.
— Celeste intenta calmarte te puede dar un infarto en cualquier momento recuerda tus problemas del corazón — la tomé entre mis brazos llevándola hacia el sofá.
— ¿De qué problemas del corazón me hablas?.
— Esra me dijo que tienes problemas del corazón que por eso no te comente nada referente en lo que trabajo.
— Sabía que lo haría, Esra intenta que yo no sepa nada de eso, te puso a prueba con el asalto al restaurante — cada día descubro más cosas.
— Qué ¿Cómo qué me puso a prueba?.
— Así empieza siempre, los pone a prueba si son capaces de disparar, defenderse o corren del miedo, si es así los entrena, pero tú demonios, tu disparaste, fuiste como un regalo para ella.
— Que demonios.
— Te lo advertí, te deje notas pidiendo que te vayas.
— Siempre supe que fuiste tú, por eso tu actitud de que te caía mal.
— No quiero que nadie más muera, no quiero que a nadie le suceda lo que le sucedió a Manuel.
— ¿Así se llamaba tu esposo? — Asintió, lo único que pudimos hacer fue sentarnos a intentar asimilar todo.
Nos acostamos, acaricié su cabello, limpie sus lágrimas y el sueño se apoderó de nosotros.
Desperté abrazado a ella.
— Buen día — dijo restregando sus ojos.
— Buen día — acarició mi cara.
— No podemos escapar.
— Debemos hacerlo con la ayuda de Volkan.
— Tengo a Emanuel, no puedo arriesgarme.
— Si reaccioné así al conocer a tu hijo fue por eso, porque no quiero que él salga lastimado en esta situación.
— Lo entiendo, pero crees que yo quiero que mi hijo lleve esa vida, encerrado, sin nisiquiera poder dar un paseo en la playa por el temor que tengo.
— Lograremos escapar te lo prometo — dio un corto beso en mis labios.
ESTÁS LEYENDO
PECADOS
FanfictionLa única opción que tengo, es huir. Por culpa del alcohol, disparé aquella arma delante de un testigo. Es la condena de mi vida, mi único pecado. ¿Cuál es el tuyo?.