15 | Debí Decirte

246 27 1
                                    

— Nada va a funcionar

— No seas pesimista— dije tratando de darle ánimos.

— Ella tiene el control de todo. Volkan es el que sabe todo el movimiento.

— ¿Conoces alguna debilidad de ella? — negó con la cabeza.

— Esa mujer no tiene debilidad.

— ¿Hijos, familia?.

— No tiene nada.

— Demonios, ni como avisarle a la policía son sus principales aliados— se me empiezan a acabar las posibilidades.

— Tratemos de calmarnos.

— Cómo me calmo, sé que corren riesgo de que en cualquier momento me suceda algo a mi o a ti por salir conmigo — explicó algo desesperada.

— Nadie saldrá herido si sabemos mantenernos calmados.

— ¿Tiene esposo o alguien que le importe? — pregunté porque Celeste tiene más tiempo aquí algo debe saber.

— A ella no le importa nada Hakan, es viuda.

— No me sorprendería que haya matado a su esposo.

— ¡Ya basta! No quiero seguir hablando de ella — noté sus ojos llorosos y asentí para que soltara todo lo que reprime.

— Es un monstruo. — La abracé intentando controlar su llanto, me sentía impotente de no poder encontrar solución.

— Todo va a ir bien si sigues sus órdenes.

— Debemos seguir así.

— No te quiero perder.

— No me vas a perder, todo saldrá bien ya lo veras.

— Debo irme quede de llevar al parque a Manu.

— ¿Te refieres a Emanuel? — pregunté para salir de dudas.

— Suelo decirle Manu.

— ¿Quieres que te acompañe?.

— No lo sé, no quiero que Esra nos relacione.

— Ella sabe perfectamente que salimos, cualquiera pudo decirle.

— Bueno, no quiero poner en riesgo a nadie.

— Vamos, tenemos que enfrentarla, no podemos vivir aterrados.

— Me pondré la chaqueta. — La tomé en mis manos. — ¿La lavaste?.

— Cuenta si la metí a la lavadora.

— Si — di un corto beso en sus labios. — Saldremos de aquí te lo prometo.

— No dejaré a Emanuel, ni a Taylor ella es como una hermana para mí.

— Todo es muy complicado, debemos planearlo con tiempo.

— Lo haremos — Fuimos hasta su casa.

— Eh Hola — Dijo Taylor.

— ¿Quién eres?. — Preguntó el pequeño Emanuel.

— Soy un amigo de tu mami, me llamó Hakan. — el pequeño sonrió.

— A mi mami le gustan las flores.

— Si lo sé por eso traje unas.

— ¿Quieres ser mi amigo?.

— Claro.

— Jaja Manu no molestes mucho a Hakan — Dijo Celeste con algo de pena.

— Ya es mi amigo, no seas celosa mami — no pude evitar reír.

— ¿Quién te enseñó de Celos?. —preguntó Celeste.

— A mí ni me miren — Dijo Taylor pero sabíamos perfectamente que era ella.

— Bueno pequeño ve por tus juguetes iremos al parque. — Dijo Celeste y lo vi correr hacia la que supongo es una habitación.

— Hakan si no te sientes cómodo con esto, lo entiendo es algo nuevo.

— No se mucho de niños, ni de juegos, no vengo de la mejor familia, pero puedo intentarlo.

— No hables nada relacionado a su papá y porfavor si te lo llega a mencionar nos avisas — advirtió cual madre protectora.

— ¿Algo más que deba saber?

— Es alérgico a las picaduras de abejas. — Afirmó Taylor.

— ¿Vendrás con nosotros? — preguntó Celeste a Taylor.

— No, quedé de verme con Volkan aprovechando el tiempo.

— Uys Volkan — Dijo Celeste haciéndole cosquillas.

— Ya, no inventes — dijo Taylor con algo de pena.

— Él si mencionó que se vería con una hermosa chica — dije para ver como los ojos de Taylor brillaban.

— ¿Enserio dijo eso?.

— ¿Porque mentiría?.

— Tu novio me cae bien — Dijo Taylor sin darse cuenta que Emanuel estaba detrás de ella.

— ¿De qué novio hablan?. — Preguntó Emanuel.

— De nada cariño, la tía Taylor ya sabes como es media loquita.

— Jaja bueno que les vaya bien — Nos despedimos de Taylor y fuimos hasta el parque.

Emanuel, empezó a jugar en una de las cajas de arena.

— ¿Cuántos años tiene?.

— Tiene cuatro y es lo mejor que me ha paso en la vida — comentó con orgullo.

— Me imagino, se ve que es tranquilo haz hecho un gran trabajo.

— El mayor mérito se lo lleva Taylor, es quien lo cuida casi todo el día.

— Pero eres su mamá basta con eso.

— Siento que a veces no paso suficiente tiempo con él.

— Desde ahora pasaremos más tiempo con él.

— Hakan no estoy buscando un padre para mi hijo, tampoco quiero que te llame papá, no me lo tomes a mal, pero él sabe que tiene un papá que no eres tú y él cree que regresará en cualquier momento.

— Lo entiendo, tampoco busco eso, por si no lo recuerdas nisiquiera sabía que lo tenías.

— Debí decirte.

— No seré un padre, ni un padrastro Celeste te lo aseguro, seré su amigo.

— Gracias por no dejarnos solos.

— Te prometí algo y lo cumpliré. — Di un beso en sus manos, sonrió y caminamos hasta la caja de arena, empezamos a jugar con Emanuel.

— Que bella familia —Levanté mi vista para encontrar a Héctor.

PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora