33 | Ya no te debe la vida

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Mi Habitación está custodiada por dos policías, después de unas horas pude sentarme y levantarme, observé por la ventana, no está tan alto para saltar y acabar con este sufrimiento de una buena vez.

Escuché ruido fuera de la habitación, era Celeste intentando entrar, un hombre de algunos años la acompañaba.

— Dejenla pasar — Vi como el hombre mayor le dio algunos billetes a los policías y entraron.

— Gracias a Dios estás vivo — Ella me abrazó y no pude contener las lágrimas.

— Vaya vaya así que tu eres mi nuevo yerno.

— ¿Es tu papá? — Celeste asintió entre lágrimas.

— Soy Borah — Dijo extendiendo su mano frente a mi. Accedí a su saludo y regresé a la camilla.

— Creí que él había muerto.

— Es una historia un poco larga de contar, ¿como te sientes? Estás muy lastimado. — En su voz se notaba la preocupación.

— Me siento bien porque a pesar de todo lo que he hecho sigues conmigo.

— ¿Qué le hiciste a mi hija?.

— Me ha cuidado, y me saco de la isla, le debo mi vida papá .

— Pero al parecer te gusta meterte en problemas Hakan, tu cara lo dice todo — Los moretones demostraban todos los golpes.

— Solo quiero salir de ese maldito lugar. — Dije refiriéndome a la cárcel.

— Te ayudaré en eso — Celeste guiño el ojo.

— Como si eso fuera posible.

— Algunas balas nos ayudarán. — Dijo el padre de Celeste.

— No papá.

— ¿Puedes caminar? — Preguntó y no sé porque lo hizo.

— Si — Lo vi sacar su arma y revisar las balas.

— Tengo las balas necesarias para salir de aquí.

— No, papá esperemos hasta el traslado — Celeste suplicó.

— Señor yo... — No me dejó hablar y empezó a quitar las sábanas de la camilla.

— Cubranse con esto, Celeste corran lo más rápido que puedan ya sabes donde están los autos y la camioneta. — ¿No nos dará opción a elegir?.

— Papá porfavor.

— ¡¡Ahora!! — El sonido de las balas detrás de nosotros y todo el trayecto fue una odisea, apenas podía moverme, las balas eran una tras de otra ya que eran varios policías siguiendonos.

Llegamos hasta la camioneta y no pude evitar quejarme del dolor.

— Tranquilo tranquilo estarás bien, estarás bien.

El padre de Celeste subió a la camioneta la misma inmediatamente se puso en marcha.

— Hakan mi hija ya no te debe la vida — Me miró por el retrovisor.

— Ésto solo aumentará mi condena.

— Tranquilo te explicaré todo, trata de no moverte, se podrían abrir las heridas — Celeste lo dijo preocupada y es que ya se empezaba a notar sangre en algunas.

— Tranquila mi niña, en casa haremos que lo revise un médico.

— Puedes tener un hemorragia interna o algo, te puedes desangrar — Dijo entre lágrimas, yo solo me dedique a observar a través del cristal hacia donde nos dirigíamos.

— Estaré bien, el dolor pasará.

— Eso es verdad hija, no creo que sus heridas sean profundas.

— Déjame revisarte — Me recosté sobre ella para que pudiera revisarme, movió un poco el vendaje y al carajo estoy más grave de lo que creía al parecer tengo un herida de unos quince puntos.

— Los puntos se están abriendo debemos llegar lo más pronto posible, no sé con que te hirieron solo debo estar segura que ningún órgano esté afectado.

— Tenemos al mejor médico hija no te preocupes.

— Estudié enfermería sé de lo que hablo.

— No discutan, yo estaré bien — sonreí, sentí como todo empezó a dar vueltas.

— Hakan Hakan mírame, ¡¡mírame porfavor!! — todo se volvió oscuro.

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