8 | Yo también sé jugar

306 30 4
                                    

Llegamos hasta mi habitación, le di varias cobijas para que se cubriera, pero estaba empapada.

- Si quieres cambiate puedes ponerte mi ropa o no se, digo mientras se seca la tuya.

- No, estoy bien - me crucé de brazos frente a ella al verla que temblaba de frío.

- Eres necia - dije y cubrí mi miembro en caso de que quisiera golpearlo.

- Dame ropa - Le di una pijama y una camisa grande color gris, se cambió y le di una taza de café.

- Gracias.

- No creí que algún día estuvieras aquí, si alguien me lo hubiesen dicho habría apostado.

- Habrías perdido, yo tampoco planeé estar aquí.

- Bueno ya que estamos aquí cuéntame de tu vida.

- Jaja ¿y de cuando acá te importa mi vida?.

- Eres muy reservada y aun creo que Taylor es tu novia. - Se acercó a mí y rodeo mi cuello con sus brazos.

- ¿Aún lo crees? - Dijo en tono seductor estaba a punto de rozar sus labios pero se alejó.

- No - susurré.

Diablos ella fue tan sensual.

- ¿Quieres un babero? - sonreí cómo estúpido.

- He estado con mejores.

- jaja ¿seguro? - se volvió a acercar a mi pero la alejé.

- Ni por que te desnudez te tocaría.

- ¿Estas seguro de eso?.

- ¿Te piensas desnudar?. - Se encogió de hombros y sonreí. - crees que puedes jugar conmigo.

- No lo creo, estoy segura de eso.

- Jaja Celeste Celeste eres muy segura de lo que dices.

- Siempre.

Me acerqué a ella roce sus labios con los míos, tomé su cintura, roce nuestras narices, acaricie su mejilla y su cuello, cerró sus ojos esperando que la besara pero me alejé.

- Yo también sé jugar - Suspiró y se alejó, estaba completamente avergonzada.

- Eres un...

- Cuidado con lo que dirás - Se acercó a mi y me besó con desesperación.

Puso sus piernas alrededor de mi cintura y mordió mi labio.

- Celeste - detuvo los besos y nos observamos fijamente.

- Yo...

- ¿Estas segura de esto?.

- No, yo no debí hacer eso - bajó de mis brazos.

- Tranquila no pasó nada

- ¿Porqué viniste a la isla?.

- Necesitaba un respiro de mi vida.

- ¿Tan mal era tu vida?.

- Si pero no quiero hablar de eso, casi no se nada de tu vida.

- Y es mejor así.

- Bueno si no quieres hablar no lo hagas - Se levantó y camino hasta la mesa del comedor, observé sus movimientos pero a medio camino se le cayó la pijama, que genial trasero, pero no pude evitar reír al ver su cara.

- Carajo tu lo hiciste a propósito me diste esta ropa es demasiado grande. - Me miraba enojada mientras levantaba la pijama.

- jaja yo lo siento pero no tengo algo más pequeño.

- Claro es lo que te conviene desnudarme a tu antojo.

- Si yo lo quisiera ya te tendría gimiendo mi nombre en la cama.

- Eres un patán.

- Te recuerdo que si yo no paraba la situación estarías como te lo mencioné anteriormente.

- Jaja ¿y crees poder conseguirlo con eso? - Hizo señas con su dedo de algo pequeño.

- ¿Quieres verlo y salir de dudas?. - Ella no respondió, ok me estoy pasando. - Celeste lo siento, yo no soy así, solo que tu también a todo le encuentras pero, así no se puede.

Se acercó a mi.

- Hazme tuya. - Susurró y demonios quien la entiende es tan sensual.

PECADOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora