Chuuya

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Un internado en Yokohama

La mañana ha comenzado, tengo mis maletas y útiles listos. Tengo la sensación de que estoy olvidando algo, pero mi habitación está vacía, así que supongo que no me estoy dejando nada.

-¡Enano, hora de irse! -gritó mi hermano desde la entrada de la casa

-¡Deja de llamarme "enano", Paul! -le grité mientras cerraba de un portazo la habitación.

Comencé a bajar las escaleras. La casa se encontraba vacía, con alguna que otra caja ya lista para irse. Otra mudanza de nuevo, ya estoy acostumbrado a esto. Salgo de casa y veo a Paul ya dentro del auto, con cara de desesperación. Parece que lleva esperando 3 horas, cuando no tiene ni 5 minutos de que me llamó... Rápidamente meto mis cosas en la parte trasera del auto y me siento en el asiento del copiloto.

-Tengo 16 años, sigo en crecimiento -refunfuñé al cerrar la puerta del auto.

-¡Ya te he dicho que no azotes las puertas! -me gritó, golpeando su frente.

Puede parecer una escena de violencia intrafamiliar, pero esa es nuestra relación. Siempre nos gritamos o enojamos, cuando él está en casa parece enojado toda la vida, y lo cierto es que tiene poca paciencia. Aunque me imagino que no es fácil tener 30 años y tener prácticamente que criar a tu hermano de 16, y yo también me enojo con cierta facilidad.

Todo el camino lo pasamos en silencio. Dos horas de viaje en silencio. La verdad solamente aguanté 20 minutos antes de ponerme mis audífonos y mirar por la ventana. La autopista es un paisaje agradable, con campos, algunas casas pequeñas, de vez en cuando se ven animales también, me gusta como se ve. Al llegar a la ciudad, comencé a ver altos edificios a lo lejos, hay una enorme rueda de la fortuna que se ve a la distancia y también hay una playa. El paisaje es increíble.

-Bienvenido a Yokohama, enano -me dijo, después de golpear mi brazo para que dejara mis audífonos.

Yokohama. No se ve mal, parece una linda ciudad.

Paul siguió manejando. No entramos a la ciudad como tal, nos mantuvimos en el periférico hasta llegar a una enorme construcción. La escuela secundaria y preparatoria Bungou Academy. No se veía mal, parecía una escuela, como las muchas otras en las que he estado. Entramos al estacionamiento de la escuela y apagó el auto.

Me bajé del auto y tomé mis maletas. Si, es un internado... Más o menos. Los tutores pueden elegir si el alumno entra al internado o va a la escuela como un alumno normal, y Paul eligió meterme al internado.

Entramos a la recepción, nos recibió una mujer alta con cabello rojo intenso y unos ojos color cereza.

-¿En qué puedo ayudarles? -preguntó seria.

-Buenas tardes -dijo Paul, con tono serio pero amable. Al escucharlo, no te imaginas que te grita por cualquier idiotez -. Vengo a dejar a este alumno, es Chuuya Nakahara.

La mujer me miró arqueando la ceja antes de teclear la computadora. Yo sólo me crucé de brazos.

-Alumno de nuevo ingreso, Chuuya Nakahara. Solicitó ser interno -leyó. Luego de eso, sacó una serie de hojas y documentos y se las dio a mi hermano -. Necesito que leas y firmes estas cosas.

Paul resopló antes de ponerse a leer cada documento que le daban. Al ver que iba para largo, me asomé a ver la constitución.

Era un edificio alto, de unos 3 pisos con varios salones de clase, todo rodeado por un muro, supongo que para no nos pase nada a los internos. Se veía que tenía canchas en la parte delantera. Había un camino que daba a una parte trasera, quizá hacia allá se encuentren las habitaciones. Mi curiosidad por explorar era grande, pero tenía que esperar a que Paul dejara esos papeles. Comencé a aburrirme, así que me puse a jugar clash of clans.

Mi estúpido compañero -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora