Chuuya

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Protegido como un niño pequeño con mi hermano

Decir que había extrañado la granja es poco. Había extrañado la comida de la abuela, escuchar las bromas de mis primos, ver a mis sobrinos correr, los abrazos de mis tíos y de la abuela, la tranquilidad y el silencio del prado, había extrañado todo.

Este año están mis 3 primos, Ryu quiso traer a su hijo de visita, aunque tiene solo 2 meses, no creo que vaya a recordar mucho de esta salida. También vino Shiro con su hijo, dijo que iba a tener otro, y la esposa de Sora también ya parecía estar esperando un nuevo bebé.

Cada vez son más y solo los veo como una o dos veces al año, voy a tener que anotar sus nombres para recordarlos, porque no puedo decirles "pequeño" a todos.

Cómo cada año, Paul termina discutiendo con Sora, quien dice siempre que ya debería sentar cabeza y tener una familia, y Paul siempre le dice, bueno...

-¡Ya cierra esa boca, maldito hablador!

Casi al borde de golpearlo, para que después intervenga mi tío y se pongan a comer sin hablarse, mirando a otro lado

Y siempre, después de comer, se van juntos a hablar y reír en el porche de la casa, a veces incluso veo que beben ahí, aunque otras solo se quedan sentados en el sillón.

Nunca me ha quedado claro si se llevan bien o mal, pero recuerdo verlos así desde que tengo 5 años. A veces siento que el mal carácter de Sora lo sacó de mi mamá porque nos parecemos bastante.

La abuela y mi tía me preguntaron varias veces por Dazai, decían que sería lindo que volviera, que era un niño muy dulce y que lo recibirían felices de visita.

Creanme que yo amaría que estuviera aquí ahora mismo, no lo soltaría en ningún momento, lo abrazaría en cada esquina y me lo llevaría a montar a caballo hasta que perdiera el miedo de montar uno él solo. ¿Se imaginan a Dazai montando a caballo? Yo pagaría por ver eso. Aunque incluso si estuviera solo un día aquí, me haría realmente feliz, ya quiero volver a verlo para abrazarlo, me hace tanta falta...

He hablado un poco con la abuela acerca del plan que tengo de contarle a Paul sobre lo nuestro. No me dice exactamente lo que quiero oír pero al menos me anima un poco el que me diga que, sin importar qué pase, mi hermano me querrá toda la vida. Aunque me gustaría que me dijera que no pasará nada malo y que lo entenderá.

Cada mañana al despertar, Paul y yo nos dirigíamos a dónde estaba mamá, encendíamos el incienso y nos sentábamos frente a ella cada día. Los años anteriores era en silencio, incluso estábamos separados muchas veces, pero este año no. Este año, después de una semana yendo a ver a mamá, Paul me rodeó con su brazo y me llevó hacia él, dándome palmadas en el hombro de vez en cuando, aunque no decía nada, solo miraba esa placa... Cómo cada año.

De vez en cuando soltaba pequeños suspiros, a veces incluso se ponía a tararear, pero siempre era en silencio, mirando aquella placa muy centrado. 

-La extrañas, ¿No es así? -pregunté bajando la mirada hacia mi pulsera -No tienes que responder, es una pregunta estúpida. Yo la extraño y en realidad no recuerdo su rostro... No me imagino cuánto la extrañas tú.

-Bueno, si -murmuró en voz baja mientras me acariciaba el cabello -. A veces más que otras. Es más fácil con el tiempo. Lo que no sé es como lo llevas tú

¿Perdón?

Fruncí un poco el ceño, mirándolo algo desconcertado, cosa que lo hizo reír aunque... Se veía triste...

-Yo recuerdo a mamá, viví sus regaños, sus risas, sus cumpleaños, jugué con ella, paseamos juntos en bici, me hizo galletas, me cuidaba cuando estaba enfermo... -sus ojos se volvieron ligeramente llorosos al tiempo que desviaba su mirada -. Pero tú solo tienes un vago recuerdo de una voz y un rostro borroso...

Mi estúpido compañero -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora