Dazai

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Perdido en su paisaje, mientras yo me perdía en otro...

Aún no me acostumbro a que Chuuya no sea mi compañero de sitio, y eso que ya tiene 3 semanas de que Odasaku nos cambió de lugar. Lo bueno es que su habitación sigue siendo la misma y cada noche, sin falta, escucho su voz cantando, últimamente canta Viva la vida cada noche, cantando Yellow una o dos veces a la semana. Y cada noche disfruto más que la anterior escucharlo. Tiene una bonita voz ese pequeño pelirrojo.

Ahora me siento junto a Huguchi, una chica que estaba locamente enamorada de Akutagawa el año pasado. Seguramente siga estándolo, pero ahora los separaron de grupo.

Que triste.

En fin.

Casi no hablo con ella, pero en cambios de clase hablo con Chuuya, quien parece que se ha hecho buen amigo de Tachihara. Aunque sigue sin agradarme, reconozco que se han llevado bien ambos, parece que tienen cosas en común. Aunque hay un sentimiento que se apodera de mi pecho cada que los veo reír juntos, no sé que sea, pero no me gusta como se siente.

Como ya pasó la temporada de exámenes, Kunikida ya no le deja sus montañas de tarea, pero sigue ayudándolo a estudiar los días que no tienen taller, mientras yo estoy acostado junto a ellos, molestándolos se vez en cuando.

-Dazai, ya quédate quieto -me decía Kunikida cada vez que intentaba pintarle la cara o me sentaba junto a Chuuya para ver que hacían.

Chuuya muchas veces me lanzaba esa mirada asesina suya, pero siempre soltaba una media sonrisa alegre y eso era lo que me impulsaba a molestarlo más antes de que Kunikida me lanzara de un golpe al suelo gritando que los dejara estudiar en paz.

Algún día me matará contra el suelo.

Tal vez.

***

-Chuuya, Dazai -Chuuya y yo salíamos de nuestra clase de literatura, cuando vimos al peliblanco correr hacia nosotros emocionado -, ¿Van a hacer algo el sábado?

-Creo que no... -dijo Chuuya, mirándome, yo negué con la cabeza.

-¿Quieren venir a casa a jugar videojuegos? -la mirada de Chuuya fue de sorpresa. Comenzó a dudar, pero lo interrumpí.

-Seguro, Atsushi -sonreí, antes de dirigirle una mirada a Chuuya.

-Bien, entonces los espero a las 12:30 -sonrió, tomando su mochila y corriendo a su clase de deportes -. Los veo en el recreo.

Asentimos y seguimos nuestro camino hacia la clase de música. Chuuya no dijo nada en todo el camino, sólo tenía una cara de confusión. Misma que tuvo todo el resto de la semana, incluso el sábado en la mañana.

Esa mañana desayunamos en la escuela, hicimos tarea juntos. Bueno, en realidad él hizo su tarea mientras yo leía Vuelta al mundo en 80 días, Odasaku me lo prestó, y al dar las 12 salimos en dirección a la parada del autobús. Todo el camino tuvo esa misma cara, a decir verdad ya me estaba desesperando un poco.

-¿Te puedo decir algo, Dazai? -preguntó, mirando a la ventana -. Nunca he ido a jugar a casa de un amigo.

¿Que?

-¿Como es eso? ¿No tuviste amigos en la primaria? ¿En serio no...? -comencé a preguntar en voz alta, pero me miró serio, con sus ojitos azules algo cristalizados.

Mi estúpido compañero -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora