Mi estúpido compañero -Soukoku

Chuuya

Un idiota en el parque

Era sábado, quedaban dos días para el inicio de clases y apenas estaban comenzando a llegar alumnos internos. En otras palabras, estuve 3 días viviendo solo en la escuela, con los profesores que vivían de internos en el edificio de al lado.

La señorita Koyo, la que me recibió, me entregó mi uniforme. Era un uniforme tradicional de color azul oscuro, los días que hacía mucho calor podíamos usar una playera Blanca de manga corta con el escudo de la escuela. El uniforme deportivo era un pantalón azul con una playera blanca. Me gustaba.

Como era fin de semana, tenía permitido salir del edificio, pero tenía que volver antes de las 6 de la tarde. Me subí a un autobús y me dejé llevar por el paisaje hasta llegar al centro de la ciudad. Comencé a dar vueltas, caminé por las calles leyendo los nombres, viendo los edificios, a la gente pasar. Era una linda ciudad. Había un río enorme que pasaba por ahí, con varios puentes peatonales o para autos que lo cruzaban por encima.

Iba pasando por un puente peatonal, cuando vi a un chico con los brazos vendados mirar seriamente al río. Me detuve, la tensión era muy grande, parecía que se lanzaría en cualquier momento... Pero no lo hizo, simplemente siguió con su camino y yo con el mío.

Caminé y caminé, hasta llegar a un parque. Me adentré en él, había montones de familias con niños jugando, parejas sentadas hablando, ya sea al sol o bajo la sombra de los árboles; gente andando en bici, volando cometas... Todos parecían divertirse.

Me senté debajo de un árbol y me puse mis audífonos de nuevo, comenzando a escuchar a Coldplay y dejándome llevar por la música. Seguí mirando el paisaje, hasta que nuevamente vi a aquel chico con vendas parado en el puente del parque. Lo miré fijamente, sintiendo de nuevo es tensión que había tenido minutos atrás. De pronto, soltó y cayó dentro del río.

-¡Maldición! -grité.

Me levante y corrí hacía ahí. Dejé mi teléfono y chamarra en la esquina y salté al agua. Nadé hasta que lo alcancé y lo saqué rápidamente a la orilla. Ya había algunos curiosos mirando cuando salí, los cuales me ayudaron a sacar al chico vendado y salir del agua.

Lo acosté en el suelo, esperando a que respirara antes de hacer otra cosa. Comenzó a toser y escupir agua, antes de sentarse y mirar a su alrededor.

-Estoy vivo... Rayos -dijo, molesto.

¿Pero que demonios le pasa?

-¿Rayos? ¿Acaso querías morirte? -pregunté, aguantando las ganas de querer golpearlo.

-Así es, quería acabar con mi vida -dijo con voz tranquila. No supe exactamente como reaccionar a ello -, el río va directo al mar, y dicen que morir en un río es menos doloroso que en el océano, quise intentarlo. Según mis cálculos, moriría ahogado antes de que la corriente me llevara al mar.

... Definitivamente quería golpear a ese chico, no había duda.

-En fin, gracias por salvarme -siguió hablando, sacudiendo su pantalón lleno de agua -. Lamento que te mojaras de ese modo.

-Ah... Soló lárgate -respondí, molesto, tomando mi chamarra -, no eres más que un mocoso suicida.

-Y tú eres muy gruñón para ser tan pequeño -dijo, mientras me examinaba de pies a cabeza.

-¿Ah? -gruñí -. ¡Tengo 16 años, sigo en crecimiento!

Quise golpearlo, pero no iba a golpear a alguien que acababa de sacar de un río en una ciudad que no conozco. Lo vi esbozar una ligera media sonrisa que, por alguna razón, hacía que quisiera golpearlo con más fuerza.