Dazai

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Y algo me decía que estaba en lo cierto al pensar así 

No sé que es lo que me sorprende más. Hay tantas cosas que no puedo procesarlas, pero me esfuerzo en hacerlo porqué Chuuya se ve realmente tranquilo con ellas. Ahora entiendo muchas cosas de él. Siempre pensé que vivía de interno porqué era demasiado tiempo de Osaka a Yokohama, pero ahora que sé su historia... No puedo verlo igual.

No es que lo vea con lástima, sino que... Ha sufrido mucho y creció prácticamente solo, y se culpa de algunas cosas.

Chuuya... Esas cosas no fueron culpa tuya, ni siquiera el que tu hermano tuviera "problemas" que podría haberse ahorrado es tu culpa.

Tal como dijo Chuuya, a los dos días de haber llegado fue el cumpleaños de su mamá. Ese día se lo pasó en el Templo donde estaba ella, haciendo oraciones con su familia o estando él solo. Me quedé a su lado todo el día, incluso si me decía que podía irme si quería, pero igual me quedé junto a él, en silencio la mayor parte del tiempo, pero junto a él. 

No quería dejarlo solo en algo tan importante, pero me quedé en silencio porqué sé que es algo personal y que debe hacer por su cuenta. Incluso en la noche, la abuela no lo llamó a cenar, de hecho el tío de Chuuya fue a dejarnos una manta, parece que ya saben que este día no se mueve de aquí, y supongo que es ya una dinámica que tienen. 

Poco después de que su tío se fue, comenzó a hacer frío, pero Chuuya seguía sentando, mirando hacia la lápida con una vela encendida. No decía nada, pero sabía que tenía frío, por lo que lo cubrí con la manta, colocándola sobre sus hombros. Se abrazó a ella y me dedicó una triste sonrisa. 

-Ya casi nos vamos -en eso, abrió los brazos y me hizo un lugar para que me sentara junto a él.

Gracias, hace mucho frío. 

Me senté a su lado y lo abracé de lado, viendo a la lápida junto a él, en silencio. Nos quedamos hasta que la vela se consumió completamente, apagándose con una suave brisa nocturna. 

-Gracias por quedarte conmigo hoy... -susurró al tiempo que bajaba la cabeza y cerraba los ojos.

***

Olviden lo que dije, ya sé que es lo que más me sorprende. Que Chuuya tiene un caballo. No es que haya un caballo en un establo, no, no, no. Hay como 15 caballos, y uno de ellos es de Chuuya. ¿Que más cosas no sé acerca de ese enano pelirrojo? ¿Por qué no me había dicho antes que vivía en una mansión y tenía un caballo? ¿Y encima quiere que me suba a uno?

-Chuuya, cariño, creo que es buen momento para que te diga esto, pero no sé montar a caballo -dije, mirando con cierto miedo y respeto a los corrales

-No te van a subir a uno solo, subirás conmigo -dijo, tomando una de las sillas de montar -. No soy tan cruel para... ¿Me dijiste cariño?

Ambos nos quedamos callados y quietos. Sentí como mis mejillas se volvían un poco rojas, ni siquiera fui capaz de pensar en algo medianamente ingenioso que responderle. Él sonrió y se acercó a mí, dejando un beso en mi mejilla. Toqué levemente la zona del beso, viendo como se ponía un sombrero en la cabeza, saltaba la puerta del establo y se metía en este.

Volvió a salir, tomando unas riendas y una soga, y se metió de nuevo en el establo, dejándome con mi cara de tonto mientras aún me tocaba la mejilla. A los pocos segundos, salió con el caballo detrás de él.

-Dazai, te presento a Hook. Solo nos vemos unas dos semanas al año, pero es mi niño -dijo, acariciándole el hocico

Miré al caballo con cierto miedo, es todavía más grande fuera del corral. Chuuya se dio cuenta de mi miedo, por lo que se paró junto a mí y tomó mi mano, para luego colocarla en el hocico de Hook. Comenzó a guiarla por su cabeza, hasta que llegamos al cuello del mismo, ahí lentamente separó su mano de la mía, mirándome con una enorme sonrisa.

Mi estúpido compañero -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora