Mi estúpido compañero -Soukoku

Chuuya

Se siente bien tener amigos

Algunos de mis compañeros de clase le dijeron al director que le grité a Dazai y lo tomé del cuello de la camisa. Me pusieron una sanción de no salir 3 fines de semana, llamaron a mi hermano, me gritó media hora por teléfono y ahora tengo que ir con la consejera escolar. 

Aún no sé quien fue el chismoso, pero sé que no tardaré en encontrarlo.

Me paré frente a la puerta de la consejera, dudé 3 segundos si tocar o no, pero justo cuando lo iba a hacer, la puerta se abrió, dejando salir a una niña de cabello azul oscuro con dos largar coletas.

-Te veré la siguiente semana, Kyoka -dijo la mujer, mientras la niña asentía -. Chuuya, ¿no? Pasa, por favor.

Entré a la oficina, había un escritorio con una computadora, un enorme mueble con bastantes cajones, un sofá rosa pálido y una mesita frente a él. En la mesita había una tetera y dos tazas, supongo que una era de la niña que acabo de ver.

-¿Te gusta el té? -me preguntó mientras me indicó que tomara asiento.

-No demasiado

-Bien.

Se quedó callada, observándome. Esto era ciertamente incómodo, ¿Para que se supone que me mandaron aquí, en primer lugar?

-Disculpe, señora -dije en voz baja -, ¿A que vine?

-Eso dimelo tú -respondió tranquila, sirviendo dos tazas de té. Ahira quiero pensar que la taza no era de la niña -. Y no me llames señora, no soy tan vieja.

-¿Ah? -tomé la taza de té y le soplé, estaba demasiado caliente, además de que casi no me gusta -. Un chismoso le dijo que le grité a Dazai y lo jalé del cuello de la camisa,  ¿No?

-En realidad el profesor Oda me dijo que necesitabas hablar con alguien y te hizo cita conmigo -después de darle un ligero sorbo a su taza, la dejó en un pequeño plato sobre la mesa y me miró -. Ahora cuéntame, ¿Quieres hablar de lo que pasó con Dazai?

Maldita sea, me exhibí yo sólo. ¿Y como es eso de que me mandó el profesor Oda? ¿Y que no sabe de mi sansión?

-El muy idiota dijo que no había acabado el trabajo en equipo

-¿Y por eso lo jalaste del cuello?

-Lo jalé del cuello cuando dijo que prefirió dormir a hacerlo

La señorita Ozaki me miró arqueando levemente la ceja. De nuevo, parece que me está barriendo. En eso, vi que tomó su libreta y anotó algo.

-Bueno, Chuuya -dijo, con libreta en mano -, muchos alumnos se sienten incómodos con respecto a entrar a un internado. ¿Habías estado en uno antes?

-No

-¿Como te sientes al respecto?

-Bien

-Bien... -suspiró profundo antes de dar otro sorbo a su taza de té -. Tu hermano fue quien hizo tu inscripción y quien te entregó. Es normal que los padres le pidan ayuda a los hermanos mayores a hacer cosas, como venir a pagar una colegiatura, recoger el uniforme, incluso recogerlos de vez en cuando... Pero vi que tu hermano hizo todo.

-Si

-¿Tienen buena relación?

De pronto, una serie de imágenes de gritos, portazos, peleas, algún que otro golpe, discusiones, silencios largos e insultos; cenas juntos, bromas pesadas, alguna que otra salida, nosotros compartiendo comida y noches de cumpleaños recorren mi cabeza.