Chuuya

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¿Cómo una flor de Sakura puede cambiar todo?

A diferencia de lo que pensé en el verano, regresar a Japón no fue difícil. La verdad, pensé que me costaría demasiado dejar a mi hermano solo, pero después de hablarlo y pensarlo, creo que ya es lo suficientemente grande como para poder estar solo.

Si, me estoy autoconvenciendo de que no necesita que regrese. Agh, ese instinto de cuidarnos el uno al otro siempre aparece.

Al llegar al aeropuerto, quien me recogió fue Arthur. Lo cierto es que, a pesar de que no había pasado ni un mes de la última vez que nos vimos, me alegró mucho verlo ya que, en el momento en que lo distinguí, corrí hacia él para abrazarlo, abrazo que él correspondió con una sonrisa.

-Que agradable muestra de cariño -murmuró acariciando mi cabello

Llegados a este punto, creo que la gente que me quiere disfruta acariciar mi cabello.

-¿Listo para ir a casa? -preguntó al tiempo que se separaba de mí para tomar la mochila -. Espero que no te moleste dormir en el cuarto de visitas, aunque ahora lo llamaremos como tu habitación

-No me molesta en absoluto -sonreí mientras me acomodaba la mochila para ir con él -. Gracias por aceptar acogerme en tu casa, Arthur

-Por nada -respondió con una sonrisa -. Sabes que me gusta cuidarte. Y la verdad necesitas un poco de la experiencia de como es salir de la escuela con tus amigos, en lugar de ir a una habitación

Si, definitivamente es algo que me gustaría experimentar y que muero por vivir. Me gusta la habitación de la escuela, la comida, llevarme bien con la cocinera, el conserje, el policía de la entrada, pero admito que no se siente igual estar solo en la escuela sin tus amigos o tu novio. Me pregunto que dinámica tendremos Arthur y yo, ¿Será similar a la que tengo con Paul? ¿Será diferente? ¿Me dejará dormir hasta tarde los domingos? Me intriga mucho eso.

Camino a la ciudad estuvimos hablando acerca de las reglas que hay en casa. A decir verdad no tiene tantas como Paul, me imagino que porque nunca ha vivido como tal con un adolescente. De hecho, las reglas básicas de lavar trastes y hacer quehacer es prácticamente todo lo que tengo. Eso y no subir los zapatos al sofá o a la cama, por lo demás no hay tanto.

Si... Igual intentaré no causarle tantos problemas, no quiero que se arrepienta de dejarme en su casa.

Al llegar a casa, me sentía extremadamente cansado y hambriento, lo bueno es que Arthur había dejado la comida hecha antes de irse al aeropuerto a recogerme. No me quejo, pero Paul me estaba mal acostumbrando a ir a restaurantes a comer. Después de eso, me ayudó a instalarme en la habitación, se sentía algo curioso, quizá diferente. Si bien es cierto que es una habitación que estrictamente hablando no es mía, el hecho de tener un lugar para dormir y saber que hay alguien al lado a quien le puedes hablar si ocurre algo se siente un poco diferente.

No tardé mucho en acomodar mis fotos en el librero, mismas que Arthur observó mientras yo guardaba mi ropa en los cajones.

-Déjame adivinar -habló mientras tomaba la fotografía en la que estábamos Paul y yo -¿Tú cumpleaños de 6?

-¿Cómo lo sabes? -pregunté sorprendido

-Yo tomé esa foto, ¿Recuerdas?

Guardé silencio unos segundos intentando hacer memoria, cuando de pronto recordé la imagen de ese chico de cabello corto. Había olvidado por completo que Arthur había estado en ese cumpleaños. ¿Cómo se acuerda él de eso?

-Chuuya, tenía 19 años, claro que me acuerdo de tu carita de emoción al ver tu pequeño pastel -sonrio dejando la foto en su sitio -. Bueno, dime, ¿Cuando verás a Dazai?

Mi estúpido compañero -SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora