Siempre se a considerado la unión de un Alfa con un Omega desde décadas atrás creyendo que es lo normal y como debería ser, pero que pasaría si las cosas dan un giro en aquellas uniones ¿ tendrían la aprobación de sus familiares acaso?
Historia don...
__ Bien ahora has lo último que te pedí, nos vemos ahí.
__ Si joven.
Todo lo que el Omega ya había preparado estaba listo y en orden, ya tan solo faltaba que todos estuvieran reunidos para que su juego comenzara.
La mañana estaba más que despejada, se notaba a buena vista que el día sería bueno o eso se esperaba.
Tanto como Jimin y Jungkook ya se encontraban en sus lugares de trabajo se veían resplandecientes y como no estarlo si por poco fueron uno.
__ Te veo feliz __ hablo Taem.
__ Tanto se me nota __ Jimin quiso ocultar su felicidad, pero se le era imposible.
__ Pues sí y me gusta verte feliz __ revolvió su cabello.
Jimin tan solo sonrió y recordó lo ocurrido la noche anterior haciendo que sus mejillas se tornaran rojas y más cuando pensó en lo grande que era el miembro de su Alfa.
Dándose palmaditas en las mejillas para despejar sus pensamientos impuros y soltando un suspiro comenzó a hacer sus cosas.
Por el lado de Jungkook pues este se mantenía con rostro serio y frio como siempre lucia en la empresa, pero por dentro era un manojo de felicidad.
Las horas pasaban y con el ello se hacía más tarde, él Omega dijo que no se sentía muy bien por lo que lo que quedaba de la tarde le daría libre.
Jungkook tan solo asintió y vio salir al Omega de la oficina. Él se quedaría un momento más a revisar los últimos documentos que quedaban.
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Sujetado de pies y manos a una silla se encontraban dos jóvenes en una amplia bodega, algo desordenada por no decir que era un desastre. Apenas había una mesa cerca de donde Jimin se encontraba con algunas cosas extrañas en ella.
Los dos jóvenes yacían con sus cabezas bajas pues los habían noqueado para poderlos llevar a tal lugar, la distancia entre ellos no era menos de unos cinco metros y se encontraban frente a frente pero aun dormidos.
En la entrada de aquella bodega había dos Alfas resguardándola.
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