1. Sus ojitos brillantes

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Jungkook tenía una personalidad intrépida, también era leal y fuerte, tal vez uno de sus pocos defectos era que tendía a ser algo posesivo con las personas o eso era lo que decían todas sus exparejas le habían dicho, tanto hombres como mujeres, era un hombre realmente guapo así que tenía muchos ex novios y ex novias.

Usaba el metro de la ciudad todos los días, no por necesidad por qué claro tenía todo lo que cualquier chico de 23 años pudiera querer, era el hijo del presidente de Bkorea y pronto sería el presidente de una empresa recién absorbida por el corporativo. La razón por la que usaba el metro era por qué le gustaba ser como la gente normal hacer todo lo que ellos hacen. La verdad es que para él ser rico no era la gran cosa, él hubiera preferido una familia en la que sus padres fueran quienes lo criarán y no los empleados de su padre, en vez de tener dinero a montones.

Subió al metro, iba hacia la aseguradora recién absorbida por el corporativo, solo faltaban unos días para que lo nombrarán oficialmente presidente de seguros Bkorea, pero él había comenzado desde antes a involucrarse, había descubierto que habían cosas que no estaban bien, como clientes con seguros de vida de muchos años de de pronto retiraban todo su dinero o clientes que no habían tenido dinero para pagar y en pocos años habían acumulado deudas millonarias. Él estaba allí para poner orden así que no importaba que aún no asumiera el cargo el quería hacerlo bien.

Mientras iba en el vagón recordó que había olvidado en su departamento unos documentos, se bajó de inmediato en la siguiente parada y decidió trasbordar el siguiente vagón que pasará, subió la escalera para cruzarse de el otro lado pero en el momento de pasar su tarjeta para poder mover el trinquete está le marcó error, era la tercera vez este mes, siempre que le pasaba solo la tiraba y compraba otra, pero las tiendas para comprar otra estaban muy lejos de donde se encontraba así que mejor se dirigió al módulo de atención a clientes, que por el mapa de el subterráneo le quedaba más cerca. Al llegar al módulo no encontró a nadie así que llamó para ver si había alguien.

_Hola, ¿Alguien atiende?-De una puerta contigua salió un chico de cabello rosado, delgado y no muy alto, venía apresurado con unas tres carpetas gruesas de papeles, en su nariz lleva una cánula y venía rodando también un tanque mediano de oxígeno.

_Ho, lo siento, voy enseguida- En su prisa por atender a Jungkook se le resbaló una de las carpetas que llevaba y un montón de papeles cayeron al suelo. Se apresuró a recogerlos y miraba la puerta cerrada como temiendo que alguien entrara.

_ Lo siento, voy a recoger rápido esto y lo atenderé.

Jungkook noto que el chico estaba sudando y parecía tembloroso, Jimin en su afán por apurarse trato de ignorar que se estaba agitando, continuó recogiendo todo esperando que a su supervisor no se le ocurriera entrar en ese momento por qué le iba a dar otra razón para molestarlo. Jungkook por su parte vio como Jimin estaba entrando en desesperación, además de que su pecho parecía agitado y estaba sudando, esto le preocupó bastante pues no creyó que a alguien en la condición del pelirosa le hiciera bien ponerse así.

_Hey, no te preocupes hazlo despacio yo no tengo prisa.

Jimin lo vio con unos ojitos que a Jungkook le parecieron los más hermosos e inocentes que había visto nunca. Jimin que estaba a punto de hiperventilar vio la hermosa sonrisa con la que su cliente se lo dijo y de alguna manera le ayudó a tranquilizarse un poco, pensó que era mejor hacerlo más despacio por qué de nada servía si acababa en el hospital.

Jungkook hubiera querido que la ventanilla fuera más grande para ayudarle a recoger el desastre. A espaldas de Jungkook estaba una fila de cuatro personas, no se había dado ni cuenta.

Apreciar la oscuridad (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora