Boston,
30 de mayo 2013.Mi bolso pegaba con mi cadera cada vez que daba un paso para llegar al destino que por alguna razón estaba deseosa, cuando estaba llegando mire por el ventanal como él comenzaba a ordenar después de mirar su reloj por algunos segundos, sonreí sintiendo un cosquilleo en mi vientre, suspiré y comencé a caminar para adentrarme al lugar y llegar a la mesa donde él se encontraba.
—Hola, perdona la tardanza.–hice la silla hacia atrás y me senté.
–Está bien.–sonrió
–¿Has ordenado?
La chica lo miraba como si se lo estuviera comiendo en bandeja de plata, frunci el entrecejo aclarando la garganta para que me mirara.
–Lo siento, ¿Qué gusta ordenar?–regreso a la realidad.
–Un café mocca.–ordené con mis ojos puestos en el hombre delante de mí.
–Ahora les traigo su pedido.–dijo con las mejillas sonrojadas.
–Gracias.–dijimos ambos.
La chica seguía mirando a mi acompañante de reojo hasta que choco con una silla, guarde una risa antes de volver mi vista a él.
–¿Lo notas?–ladeé la cabeza.
–¿Qué cosa Aline?–dijo con despreocupación.
Carajo.
Mi nombre salir de su boca sonaba tan provocador y sensual que hasta comenzaba a tener malos pensamientos, negué borrando cualquier pensamiento entorno a él.
–Todas las mujeres quisieran estar aquí en esta silla ahora.–me mofe.
–¿Estas de broma?–se burló de mis palabras.
–Por supuesto que no, mira a tu alrededor.–me acomode en la silla.
Él hizo lo que le dije y sus mejillas tomaron un color rojizo al darse cuenta de que lo que le estaba diciendo era completamente verdad, solté una risa baja.
–Linda risa.–dijo bajito.
Calle en seco mirando mis manos.
–Así que... Aiden ¿no?–me relami los labios.
–Si.–dijo sin más.
–¿Sabes el significado?
Negó lentamente.
–Significa voluntarioso y sabe lo que quiere-recargué mis codos en la mesa.
–¿Investigaste mi nombre?–ocultó una sonrisa.
Tragué grueso, sentí mis mejillas calentarse.
–Quise investigar sobre tí y... solo paso.–dije avergonzada.
Me regaló una sonrisa de lado que hizo que todo mi cuerpo temblará.
–Aquí están sus cafés.–agradecí mentalmente a la chica por interrumpir.
–Gracias.–dijo él tomando un trago de su café.– Antes dijiste que tu padre murió.
Baje la mirada, recordar eso dolía aún, después de que él se fuera todo había cambiado por completo.
–Así es.–me aclare la garganta.
–Lo siento.–identifique la sinceridad en su voz.
–Era el mejor hombre, tan comprensivo y humilde, tan diferente a mi madre.–le di un trago a mi café.
Cerré mis ojos cuando sentí como el envolvía mi mano entre las suyas.
–Supongo que no soy el único que sufrió.–susurró comprensivo.
–No, definitivamente no.–sin embargo, las situaciones no tenían punto de comparación.
–Las cosas pasan por algo.
Asentí.
Cuando mi padre había enfermado Louis llego a mi vida, un hombre igual a mi padre, el sueño de cualquier chica, mi sueño, desde ese entonces habíamos salidos para conocernos hasta que decidimos comenzar con algo serio pero esa es otra historia.
–Realmente pasaron cosas buenas y malas, pero sigo de pie.–retiré mi mano de la suya cuando si agarre me comenzó hacer sentir de más.
–Algo valorable de una chica como tú.
–¿Cómo yo?–levanté mis cejas.
–Si, una chica con dinero que puede hacer lo que quiera con él, mandar a quien quiera y dañar a quien sea.–tenía una idea tan equivocada sobre mí, lo entendía.
–Yo no soy así.–sacudí la cabeza.
–Lo sé, lo supe cuando te presentaste el día que quedé en libertad.–se acomodo en si silla dándole un trago a su café.
Sonreí sintiendo las palabras atascadas en mi garganta que no me permití decir.
–¿Puedo preguntar algo?–golpee la mesa con mis uñas.
–Ya lo hiciste, pero adelante.–asintió.
–¿Qué hacías aquella noche caminando por esas calles?–baje la mirada a mi taza.
–Mi novia de ese entonces vivía por ahí, estaba saliendo de su casa cuando te escuche gritar, no podía solo pasar de largo y tener en mi mente que había dejado que alguien cometiera un delito.–explicó sin rodeos.
Mi cuerpo se estremeció cuando los recuerdos aparecieron, sus manos por mis muslos, su erección en mi trasero y sus labios en mi cuello, vaya asco.
–Eres un gran hombre.–volví a mirar su rostro.
–Ojalá mi exnovia pensara lo mismo.–dijo con amargura.
–Sino lo piensa está muy mal.–pause– tienes a miles de chicas tras de ti.
–Ninguna que me interese.–junto los labios en una fina línea.
Sonreí sin ganas, me di la vuelta en la silla tomando mi bolso que abrí para sacar la chaqueta que él había puesto sobre mis hombros aquella noche y con la que había dormido durante años.
–Esto es tuyo.
Estire mi mano con la chaqueta que aferraba con mis dedos, era el único recuerdo de esa noche, el único recuerdo que si me gustaba.
–Puedes quedartela.–paso la mirada de la chaqueta a mis ojos.
–Es tuya.–insistí a pesar de que quería conservarla.
–Ahora es tuya Aline.–negó rechazando la chaqueta.
Regrese la chaqueta al bolso sintiendo de nuevo el cosquilleo en mi vientre al que comenzaba a acostumbrarme.
–Gracias.
–No es nada, es un recuerdo.
Asentí de acuerdo con él.
Un buen recuerdo, el único de esa noche.
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Peligroso Amor. ©
Teen Fiction¿Qué pasará cuando un hombre ponga toda tu perfecta vida de cabeza? Lo que parecía ser un peligro para Aline Davis se terminó convirtiendo en amor, en un peligroso amor que la hará dudar de todo lo que tenía. ¿Realmente amaba a su prometido? Descubr...