Capítulo Cinco.

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Boston,
20 de mayo 2013.

Mis dedos se movían con agilidad por las teclas de la MacBook de última generación terminando el proyecto a presentar para la siguiente junta con mis socios, levanté un poco mi vista mirando a Zoé en el piso de madera jugando con sus muñecas inventando diálogos, sonreí y volví mi vista hacia el MacBook donde vibraba una campana en señal de un nuevo correo.

De: Charlie Jensen.
Para: Aline Davis.
Asunto: Señor Wright.

Buenos días, señorita Davis, le envió este correo para informarle que el señor Wright será liberado el sábado 23 de mayo a medio día. Debo admitir que fue un gran trabajo conseguir su libertad por el poder que ejerce su madre, pero en fin y al cabo lo logramos.

Que tenga buen día.

C.J.

Una sonrisa aún más grande se formó en mis labios al leer que mi salvador sería libre después de años de encarcelamiento por un delito que jamás había cometido, mi abogado era uno de esos buenos que no se dejan controlar.

Con una alegría rellenando todo mi pecho me dispuse a contestar al abogado.

De: Aline Davis.
Para: Charlie Jensen.
Asunto: Señor Wright.

Le agradezco que me ayudara en este caso de injusticia y aún mas que pudiera liberar a ese inocente que solo salvo mi vida. El dinero será depositado en unos minutos en su cuenta bancaria.

Un buen día para usted también.

Aline Davis.

Cerré el correo y seguí con el trabajo que estaba haciendo para mis socios. Estábamos trabajando en cómo hacer un lugar con todas las comodidades para las familias necesitadas y niños de la calle.

—¡Tío!–la voz de Zoé me saco de mis cavilaciones.

Alcé la mirada observando como Zoé brincaba a los brazos de mi querido prometido que traía comida en una mano, le sonreí mirando como recibía gustosamente a mi sobrina en brazos.

–Hola mi amor, ¿Qué haces aquí?–dije sin moverme de mi sitio.

–Ya que mi hermosa prometida no tiene tiempo de comer le he traído algo.–levantó los paquetes con comida.

–No tenías que.

Estire mi cuello para alcanzar sus labios que bese con mucho gusto, sujete su nuca profundizando el beso, al separarnos él dejo por fin a Zoé en el piso que tenía una mueca ante nuestro beso.

–Vamos a comer entonces.–mire el reloj colgado en la pared– tengo diez minutos antes de mi siguiente reunión.

–Comamos entonces.

Saco dos cajas negras con ensaladas y una caja blanca con una hamburguesa para Zoé que al verla se sentó en el sillón para comenzar a comer.

–¿Te contacto Jensen?–dijo con interés.

–¡Si! Sabía que algo te tenía que contar.–dije metiendo algo de ensalada a mi boca.

–¿Que te ha dicho?–pico su comida sin comer nada.

–Wright será liberado el sábado, tengo que ir.–sonreí con alivio.

–¿Que no el sábado llega Evelyn?–arrugo las cejas.

–Carajo.

Abrí el calendario en la MacBook confirmando lo que decía Louis, gruñí.

–¿Podrías ir por ella?–murmuré con tono dulzón sabiendo que no me diría que no.

–Claro que si nena.–sonrió metiendo comida a su boca.

Estaba a punto de meter un pedazo de lechuga a mi boca cuando mi celular vibró por la alarma activada para mi siguiente reunión.

–Lo siento mi amor, pero tengo que irme.–me levanté dejando la ensalada un lado.

–Está bien bella, me llevaré a Zoé y te veremos en casa.–asintió con una sonrisa en los labios.

–Me parece perfecto.

Me acerque a él después de tomar la carpeta negra con los documentos impresos de horas antes, bese sus labios y después la frente de Zoé para luego marcharme de la oficina camino a la sala de juntas donde apenas comenzaban a llegar mis socios.

–Buen día señores.–saludé a penas entre.

–Buen día.–respondieron todos al unisono.

Caminé a mi silla con paso firme sin dejar que todas las miradas de esos hombres me intimidaran, me senté en mi silla dejando la carpeta frente a mi dejando mi vista fija en ella unos segundos.

No podía seguir sintiendo temor de las miradas de los hombres.

–Comencemos.–di inicio a nuestra reunión.

Peligroso Amor. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora