Boston,
18 de junio 2013.Camine con tranquilidad hasta el elevador sintiéndome bien conmigo misma por haber llegado temprano al trabajo, esta vez desperté en cuanto mi alarma sonó sin perder un solo secundó, una vez más estaba ansiosa para llegar al trabajo y verlo, aunque solo fuera de lejos algo que comenzaba a hacerse un mal ámbito que sin negarlo me empezaba a encantar un poco más cada día. Por otro lado Louis seguía de viaje, me había llamado para decirme que estaría allá unos días más por dificultades que muy en el fondo no le creía pero en fin, íbamos a casarnos no teníamos que desconfiar ni un segundo del otro aunque tal vez él ya desconfía de mi por dejar que otro hombre me besará, menos mal que no sabe las demás situaciones sino ahora mismo estaría en una revista de chismes donde anunciarían la cancelación de la boda por infidelidad, ¿los besos contaban como eso?.
–Señorita Davis.–me llamo Catalina.
–¿Sí?–respondí sin dejar de caminar m
La mire sobre mi hombro mientras seguía con mi camino a mi oficina.
–El nuevo administrador la espera en...
Al abrir la puerta de mi oficina mire a Aiden dándome la espalda mientras que revisaba los libros que estaban en una estantería, me voltee hacia Catalina y le sonreí amable.
–Ya veo, gracias.–oculte la emoción que sentía porque él estuviera aquí.
Entre a la oficina por completo cerrando la puerta tras de mi llamando la atención de Aiden que se encamino hasta mi cuando me quede quieta en mi lugar.
–¿Qué haces aquí?–quise saber dando mi bolso encima del escritorio.
–Si, hola, yo muy bien ¿y tú?–alzó las cejas divertido.
Rodé los ojos sonriendo, pasé mi mano por su nuca cuando el tomo mi cintura con sus dos manos.
–Sabes que no podemos hacer esto en la oficina.–roce nuestras narices.
–¿Qué? Esto.
Junto sus labios con los míos en un beso corto que me dejo con ganas de más, gracias a mis tacones alcance volver atrapar sus labios en un beso esta vez más profundo.
–Vengo a invitarte un café. –dijo a penas nos separamos.
–¡Uh! Los cafés son para dar malas noticias.–arrugue la nariz.
–O para hablar.–me dijo con los ojos entrecerrados.
Lo mire desde la silla de mi escritorio.
–Es aún peor.–fingí terror.
–Solo quiero tener una buena charla contigo Aline.–colocó las palmas de sus manos en el escritorio.
–Eso sonó como cuando mis padres me dieron una charla de la sexualidad.–sacudí la cabeza borrando ese recuerdo.
–Seguro que fue divertido.–se burló.
–Mi padre quedo pálido cuando le dije que no era virgen.–recordar eso me hizo sonreír.
–Pobre hombre.–dijo con compasión.
–Quería matar al pobre chico que me había quitado la virginidad.–me reí.
–Si, yo también haría eso si tocaran a mi princesa.–endureció sus facciones.
Alce una ceja.
–A mi hermana pequeña, bueno, no tanto.–se rasco la barbilla.
–¿Espera, crees que ella aún es virgen?–me burle.
–¿Tú no?–se cruzó de brazos, a la defensiva.
Reí.
–Aceptare el café, esta plática está muy interesante para tenerla en la oficina.
Salimos de mi oficina con los rostros serios, mire a mi asistente y me acerque a ella.
–Tengo unos asuntos que arreglar con el señor Wright, volveré pronto.–informé antes de seguir a Aiden.
Ella asintió sin decir nada, alcance a Aiden en el elevador donde pulso el botón del estacionamiento a penas entre, cuando llegamos al estacionamiento el me guio a un BMW del año color negro, me abrió la puerta como todo un caballero para que entrara y después rodeara el coche para montarse.
–Lindo coche.–me abroche el cinturón.
–Lo sé.–sonrió a medias.
Rodé los ojos por su sonrisa engreída, al salir del estacionamiento comenzó a conducir hacia el centro donde se encontraba la cafetería a la que habíamos ido la última vez.
–¿En serio crees que tu hermana es virgen?–dije esperando que estuviera bromeando.
–Prometió llegar pura y santa hasta el matrimonio.–me miró de reojo.
–Si sabes que esa promesa es en vano, ¿no?–me gire para poder verlo.
–No lo sabía hasta ahora.–dijo pensativo.
Reí bajando del coche cuando se había aparcado fuera de la cafetería, tomo mi mano, pero la retire sabiendo que había paparazzi en todos lados esperando para hacer un chisme.
–Por supuesto.–asintió entendiendo mi reacción.
Entramos a la cafetería donde yo me fui a sentar en una mesa al lado de la ventana mientras que él iba a ordenar los cafés, cuando llego dejo mi café frente a mí y me regalo una sonrisa que derretiría a todas.
–¿Sobre qué querías hablar?–la curiosidad me llegó.
Me miró con sus ojos azules que me hipnotizaba de vez en cuando –no, siempre– espere a que hablara, pero no lo hizo solo se me quedo mirando durante segundos eternos.
–Tengo una propuesta.–dijo después de pensarlo.
–¿Si? ¿cuál?–ladee la cabeza.
–Quiero seguir con esto.–bebió de su café.
–¿Con que?–me hice la desentendida.
–Lo que sea que sea esto, lo quiero.–nos señaló.
–Voy a casarme Aiden.–le recordé.
–Lo sé.–su voz se hizo profunda.
–No voy a detener mi boda.–dije con determinación.
–No es necesario que lo hagas.–alzo los hombros.
–¿Acaso es lo que estoy pensando?–me cruce de piernas dándole un sorbo a mi café.
Asintió con su rostro serio dejando en claro que no era una broma.
–Ambos lo disfrutaremos.–dijo intentando convencerme.
Tomo mi mano izquierda mirando el anillo sobre mi dedo, relamí mis labios con nerviosismo.
–Está bien, pero tiene que ser discreto.–dije sin pensarlo mucho, lo quería.
–Toda la discreción posible, listo.–sonrió dejando un beso en el dorso de mi mano.
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Peligroso Amor. ©
Teen Fiction¿Qué pasará cuando un hombre ponga toda tu perfecta vida de cabeza? Lo que parecía ser un peligro para Aline Davis se terminó convirtiendo en amor, en un peligroso amor que la hará dudar de todo lo que tenía. ¿Realmente amaba a su prometido? Descubr...