Capítulo Veintidós

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Boston,
21 de julio 2013.

Sonreí con alegría cuando todos los de la oficina me felicitaban por la gran velada de ayer en Buena Esperanza la cual había sido un éxito que no pude compartir con mi prometido y mi hermana pero no importaba ya después les contaría que bien había sido la inauguración, entre al elevador donde las personas dentro de este también me felicitaron por la velada y por la buena acción que había hecho con esos niños y esas familias y siendo sincera también me sentía bien conmigo misma por haber hecho eso con esas personas.

—Hasta pronto.–me despedí de un compañero que trabaja en otra planta.

Salí del elevador yendo hacia mi oficina, pero Catalina me paro dándome un abrazo que me tomo de sorpresa.

–Es una buena acción lo que hizo y por lo que trabajo.–dijo con emoción.

–Gracias Cata.–le regale una sonrisa.

Sonrió y yo fui directo a mi oficina dejando mis cosas en el escritorio encendiendo la MacBook donde tenía correos de más personas felicitándome o de periódicos dando la noticia de la inauguración. En la esquina de la pantalla apareció una notificación de Skype de Louis algo que me hizo sonreír.

–Hola cariño.–lo saludé con fingida felicidad.

–Hola.–sonrió a medias.

–Tengo tantas cosas que contarte sobre ayer.–me acomode en la silla.

–Te escuchó.–pero parecía que no era así.

–Primeramente, recaudamos demasiado dinero para que las personas tengan todas las comodidades y atenciones necesarias, fue una gran velada mi amor deberías haberlo visto, fue tan genial ver a esos niños felices por primera vez...–sonreí recordando los acontecimientos de anoche.

–Aline.–me interrumpió

–¿Sí?–ladee la cabeza.

–He recibido algo.–su tono era distinto, dolido.

–¿Qué?–el corazón se me aceleró con miedo.

Lo mire buscar algo en su celular para después ponerlo frente a la cámara donde había una fotografía de Aiden y yo de ayer besándonos, ¿cómo? No había nadie cuando hicimos contacto físico.

–¿Qué tiene eso?–me hice la desentendida.

Trate de ocultar los nervios que comenzaba a sentir.

–Deja leerte lo que dice, ‹Tu chica esta divirtiéndose con alguien más mientras tú te esfuerzas en tu trabajo para que puedan tener la mejor vida, al parecer no sabe apreciar lo que tiene.›–apretó la mandíbula mientras leía aquel texto.

–Eso es completamente falso, no soy ella.–negué a pesar de saber que todo se había ido a la mierda.

–Aline.–suspiro.

–Es en serio Louis, jamás te haría algo así.–¿Por qué seguía mintiendo?

–Aline besaste a un hombre cuando se suponía que irías a una cena con un socio.–me recordó con recelo.

–¡Él me beso a mí!–le aclare.

–Aline.–dijo con impaciencia.

–Louis tienes que creerme.–¿Por qué seguía pidiendo eso?

–Lo intento.–sacudió la cabeza.

–Louis.–mi voz se quebró.

–Se que eres ella Aline, te conozco perfectamente y tal vez no estas lista para lo que viene.–dijo refiriéndose al compromiso.

–Estoy completamente lista para estar contigo.–mis labios temblaron.

–No lo creo Aline, lo siento.–la decepción estaba escrita en su rostro.

–Louis.–dije sin aliento.

–Tengo que irme, adiós.–colgó.

Las lágrimas cayeron por mis mejillas cuando la pantalla se puso negra por que él había colgado la llamada, carajo. Me levante de mi lugar tomando mi bolso.

–¿Te vas tan pronto?–dijo Aiden detrás de mí.

Aleje mi mano para que no la tomara.

–Aléjate de mí, estas jodiendo todo.–lo culpe de algo que era de ambos.

–Aline.–dijo son entender.

–Por favor olvida todo esto, solo somos compañeros de trabajo.–pedí con desespero al ver mi vida yéndose por el precipicio.

–¿Qué pasa?–me detuvo.

–Aléjate.–volví a pedir una vez más.

Salí de la oficina llamando la atención de Catalina que al ver mi rostro bañado de lágrimas paro en su lugar, pulse el botón llamando al elevador que llego más pronto de lo que creí, mire a Aiden con el ceño fruncido antes de que las puertas metálicas se cerrarán, deje descansar mi espalda en una de las paredes metálicas sollozando ahogadamente.

¿Qué significaba? ¿Todo había terminado? ¿Regresaría para hablar frente a frente?

Me monte a mi coche durando ahí unos segundos más desahogándome antes de ponerme en marcha a mi departamento donde podría hacerlo con más libertad. Cuando llegue al edificio estacione el coche en el estacionamiento dejándolo cerca del elevador al que me monte segundos después recibiendo miradas de las personas de ahí.

Al llegar a mi piso baje yendo a mi departamento el que abrí con las manos temblorosas, cerré la puerta con un portazo mirando por todos lados las fotografías que tenía con Louis, tan felices que éramos antes de que él llegara.

Me saque toda la ropa entrando a la ducha fría que me hizo estremecer, pegue mi frente a la pared dejando las lágrimas liberadas de nueva cuenta llorando como si me hubieran quitado mi dulce favorito pero esta vez no me lo habían quitado, yo lo había dejado.

Si nunca hubiera decidido ayudar a que saliera libre, sino hubiera ido a verlo, sino le hubiera invitado un café, sino hubiera ido a esa cena nada de esto estuviera pasando ahora, pero era tan malditamente idiota como para retractarme ahora ya que todo estaba hecho, ya que estaba a punto de perder al hombre más perfecto y no era todo, ahora que estaba perdidamente enamorada de un hombre que no era mi prometido.

Peligroso Amor. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora