Boston,
20 de julio 2013.Pase el labial color beige por mis labios terminando con mi elegante pero casual atuendo para la inauguración de Buena Esperanza donde niños y familias comenzarían una nueva vida fuera de peligro del que yo estaba corriendo pero que sin embargo me encantaba, tome mi bolso donde llevaba mi celular, dinero y un poco de maquillaje para dar un retoque. Mire mi reflejo en el espejo dando una sonrisa reconfortante, Eve tampoco asistiría a la inauguración ya que tuvo que ir a Milán por un negocio que la beneficiaba, me sentía sola en algo tan importante, ni mi prometido ni mi hermana, pero si el hombre que ponía en peligro todo algo que ya no importaba mucho porque todo se estaba yendo a la mierda por sí solo.
–¿Lista linda?–me miró desde la puerta.
–Si, lista.–asentí regalandole una sonrisa.
–Te ves hermosa.–beso mis labios.
–Gracias, tú te ves muy guapo.–peine su cabello con mis dedos.
Salimos de mi departamento con nuestros abrigos puestos ya que hacia un poco de frío, nos montamos en el elevador que se encargó de llevarnos hasta el estacionamiento donde ya nos esperaba José que me regaló una mirada por el espejo retrovisor que decidí ignorar.
–Otra vez gracias por aceptar.–sabía que ahora trabajaba para alguien más.
–No es nada señorita.–me dió una sonrisa fraternal.
Aiden junto nuestras manos dejándolas en el espacio que había entre nuestros cuerpos mientras que José –el chofer– conducía hacia el lugar de la inauguración, estaba ansiosa por ver como había quedado tantas semanas de trabajo duro.
–Estoy tan nerviosa.–me gire hacía Aiden.
–Todo irá perfecto.–dejo un beso en mi mejilla.
Espere en silencio junto a Aiden en la parte de atrás mientras que el coche avanzaba con lentitud para llegar hasta la entrada de la casa hogar.
–Espera... ¿Qué haces?–lo detuve– no saldrás tu primero.
Rodó los ojos tomándome de la cintura para facilitarme moverme a donde él estaba sentado minutos atrás.
–Mucha suerte.–volvió a besar mi labios.
Sonreí mirando a José que miraba hacia al frente, bese de nuevo los labios de Aiden ante de bajar del coche con ayuda de unos de los que estaban ahí, camine con toda la elegancia posando de vez en cuando para algunas fotografías de los paparazzi que preguntaban por Louis, les regale una sonrisa antes de entrar donde estaban mis socios con el encargado del proyecto.
–Felicidades, gracias por hacer esto.–me dió la mano uno de los socios.
–Gracias a usted por dejarme ser parte.–agradecí con sinceridad.
–Bien, comencemos con esto.–intervino Demián, nuestro jefe y el hombre que era como un segundo padre para mí.
Esperamos a que llegaran algunos invitados más antes de pararnos frente a las cámaras que captarían el momento donde cortaríamos el listón para que quedara oficialmente abierto.
–¡Uno, dos, tres!
Corte el listón con ayuda de todos los que había ayudado en este proyecto, les sonreímos a las cámaras.
–Sean todos bienvenidos.–abrimos las puertas de la casa hogar.
Pude ver como varios niños y personas mayores entraban al lugar llenando mi cuerpo de emociones diferentes, mire a Aiden que me miraba desde la entrada, camine hasta él para entrar y mirar a los niños reír felices por algunos juguetes que había ahí especialmente para ellos.
–Dios mío.–estaba tan feliz por este proyecto.
Cubrí mi boca sintiendo las lágrimas a punto de caer por mis mejillas, estaba tan conmocionada por este logro que al principio pensé que se vendría abajo pero no fue así.
–Lo logré.–esas palabras eran más para mí que para él.
–Así es.
Sentí su brazo rodear mis hombros pegándose de nuevo a su cuerpo simulando un abrazo, pegué mi rostro a su traje tratando de controlar las lágrimas.
–Mira que felices se ven.–mire a las personas que ahora tendrían un hogar.
–Gracias a ti.
Mire a unos niños correr hasta mi dirección parando frente a mí con sus juguetes en sus manos.
–¿Usted es la señorita Aline Davis?–sus grandes ojos me miraban con ilusión.
Asentí colocándome en cuclillas.
–Gracias.
Solté un chillido cuando todos esos pequeños se dejaron ir en un abrazo que hicieron que mi corazón se derritiera, pensar que estos niños estaban sufriendo en la calle pasando frío y ahora estaban aquí en un lugar mejor donde los tratarían lo mejor que se puede tratar a alguien.
–Vayan a jugar mis niños.–dije cuando se separaron de mí.
Ellos asintieron corriendo lejos de mi para comenzar a jugar, mire a Aiden que tenía su mano extendida hacia mí la cual tome para dejarme guiar por él a una habitación donde no había gente.
–Gracias por estar aquí.–susurré con un torbellino de emociones.
–Siempre voy a estar para ti, Aline.–su tono dulzón me derritió el corazón un poco más.
Sonreí de oreja a oreja con felicidad.
–Lo sé y lo agradezco.
–Ven aquí.–me indicó con la cabeza que me acercará.
Me acerque a él sintiendo sus manos en mi cintura que con un movimiento me hizo dar la espalda a la puerta, inclino su rostro tomando mis labios en un beso que demostraba más de lo que yo quería que demostrara pero que sin embargo me encantaba que se sintiera, tome sus mejillas profundizando el beso.
–Te quiero Aline Davis.–sus palabras quedaron flotando en el aire cuando volví a besarlo esperando que sintiera las palabras que aún no me atrevía a decirle.
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Peligroso Amor. ©
Novela Juvenil¿Qué pasará cuando un hombre ponga toda tu perfecta vida de cabeza? Lo que parecía ser un peligro para Aline Davis se terminó convirtiendo en amor, en un peligroso amor que la hará dudar de todo lo que tenía. ¿Realmente amaba a su prometido? Descubr...