Boston,
12 de agosto 2013.Sonreí mordiendo mi labio inferior mientras tomaba la mano de Aiden que estaba extendida a mi dirección, estaba nerviosa por la decisión que habíamos tomado, pero podría decir que era la mejor. Entramos al elevador junto a todos los demás con nuestras manos entrelazadas recibiendo miradas curiosas por parte de todos, pero no nos importó seguimos con nuestras manos unidas. Cuando el ascensor llego a mi piso casi vacío Aiden me tomo de la cintura y beso mis labios tomandome por sorpresa.
—Estate lista a eso de las siete, tengo una idea un tanto loca.–dijo sobre mis labios.
–Por supuesto.–asentí con una sonrisa tonta en los labios.
Salí del elevador dejando a los que estaban ahí sorprendidos aún por lo que había hecho, caminé con paso energético a mi oficina ignorando las miradas de los demás que me mataban por estar con él aun teniendo un compromiso con un hombre maravilloso, según ellos. Entre a mi oficina mirándola casi vacía, había hecho el trato con mi jefe de venderle la empresa sin que yo conservara mi empleó, pero si conservaría la casa hogar en la que había trabajado tantas semanas.
Solo faltaban un par de arreglos para que la empresa fuera totalmente suya; volví mi vista a las tres cajas de cartón medio llenas por los libros que había en las estanterías, solo faltaban mis cosas personales y todo estaría listo para marcharme este mismo día de esa oficina cerrando un capítulo del que mi padre estaría totalmente orgulloso.
Comencé a meter las cosas restantes en las cajas de cartón dejando la oficina vacía salvo por la MacBook que era de la empresa, había pasado todos los archivos a una USB y después había llamado al técnico para que dejara la MacBook limpia como si fuera recién comprada.
Entre tantas cosas que hacer la mañana y la tarde se me habían pasado volando, dando casi las siete de la noche, tome mi bolso justo cuando Aiden iba entrando a la oficina vacía.
–Voy a extrañar verte.–hizo morritos luciendo adorable.
–Yo a ti.–y era cierto pero también era lo mejor.
Sonrió.
–¿Lista para la loca idea?–cambio de tema.
–Por supuesto, siempre lista para lo que se te ocurra.–mi corazón enloqueció con su cercanía.
–Entonces vamos.
Tome su mano saliendo de la oficina cerrando la puerta detrás de nosotros, fuimos al elevador que estaba vacío porque ya casi no había gente trabajando a esta hora salvo el jefe y los vigilantes.
–Pensé que decías en juego lo de venderla la empresa a Demián.–soltó cuando nos encontrábamos dentro del elevador.
–No, era el mejor amigo de mi padre y si tuviera que dejarle la empresa a alguien seguramente mi padre quisiera que fuera él.–la seguridad era palpable en mi voz, era la decisión correcta.
Sin decir nada salió conmigo del elevador colocando sus manos en mis ojos para que no viera nada, me deje llevar por él con toda la naturalidad y tranquilidad sabiendo que no me dejaría caer.
–¿Lista?–dijo en mi oído
–Si.–respondí ansiosa.
Quitó sus manos de mis ojos dejando a la vista una motocicleta color rojo con negro, me voltee a mirarlo incrédula.
–¿Una motocicleta?–dije con algo de pánico, nunca me había subido a una.
–Si, hace tiempo que la tengo.–dijo con naturalidad.
Sentí de pronto una emoción inundar mi cuerpo de querer montarme en ella y sentir el viendo golpear mi cuerpo.
–Vamos.–me sentía como una niña pequeña.
–Espera.–me detuvo con delicadeza.
Tomó dos cascos dándome uno a mí que lo coloque de inmediato con ansias de subir a la motocicleta y experimentar algo nuevo con la persona que amaba, porque si, amaba Aiden.
–¿Lista?–me miró sobre su hombro.
Saque mi celular de mi chaqueta cuando estaba vibrado, lo desbloque y mire que era un mensaje.
‹Estoy por aterrizar, espero verte pronto en casa.
Te amo. x
Louis.›
Asentí subiéndome detrás de él posando mis manos sobre su abdomen para sostenerme y no caer cuando él se pusiera en marcha. El viendo golpeaba mi cuerpo como lo imaginaba, tenía un poco de miedo, sí, pero estaba emocionada, esto era algo nuevo para mí. Cuando me di cuenta estábamos en la carretera donde había pocos coches conduciendo con tranquilidad.
–¡Te querré hasta mi último aliento en este mundo!–grito sobre el viento.
Sonreí besando su hombro cubierto por la chaqueta que le había regalado hace unos días ya que su chaqueta la tenía yo como recuerdo, apreté las mangas de su chaqueta que traía puesta sintiendo el corazón acelerado.
–¡Mierda!
Sentí mi cuerpo impactar en el pavimento mirando como la motocicleta se arrastraba como mi cuerpo quedando a algunos metros de distancia, cerré mis ojos sintiendo algo correr por la parte trasera de mi cabeza, volteé mi rostro buscando a Aiden sintiendo de pronto todo mi cuerpo dolorido.
–Ai-Aiden.–dije asustada.
Él volteo su rostro tan lentamente que las lágrimas ya llenaban mis mejillas cuando sus ojos chocaron con los míos, su rostro estaba lleno de cortadas donde salía la sangre manchaba su rostro.
En ese momento fue cuando volví a sentir que perdía todo, que la vida comenzaba a jugarme sucio.
Como pude moví mi brazo alcanzando su mano que entrelacen con la mía sintiendo dolor en todo mi cuerpo, miré como sus párpados comenzaban a cerrarse.
–Aiden, escúchame, no te vayas a dormir por favor.–pedí entre lágrimas.
–N-no pu-puedo.
Sabía que la ambulancia no tardaría en llegar pues varios coches estaban parados con sus conductores fuera con el celular en la mano después de llamar a emergencias.
–No me dejes Aiden.–suplique con miedo.
Las sirenas de una ambulancia se escuchaban tan cerca, pero a la vez tan lejos, volví mi vista a Aiden que ya tenía sus ojos cerrados.
–Aiden.–lo llamé para que despertará.
Sentí como su agarre en mi mano ya estaba flojo.
–No.
Sentí, sentí como subían mi cuerpo a algo que era todo menos cómodo, miré como a Aiden también lo subían a una camilla como a mí. Tome la muñeca del médico.
–No lo dejen morir por favor.–un sollozó me calo la garganta.
–Haremos todo lo posible señorita.–me intento tranquilizar.
–Por favor...–lo amo.
–Descanse señorita, todo va a estar bien.
Como si estas fueran unas palabras mágicas mis ojos se cerraron dejándome inconsciente de lo que estaba pasando a mi alrededor, solo podía escuchar como sus palabras de segundos antes hacían eco en mi cabeza.
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Peligroso Amor. ©
Teen Fiction¿Qué pasará cuando un hombre ponga toda tu perfecta vida de cabeza? Lo que parecía ser un peligro para Aline Davis se terminó convirtiendo en amor, en un peligroso amor que la hará dudar de todo lo que tenía. ¿Realmente amaba a su prometido? Descubr...