No podía disparar. Si lo hacía captaría la atención de las criaturas que estaban cerca, así que mejor optó por tomar la escopeta de la parte inferior, para usarla como si fuera una especie de bate.
Estaba nerviosa pero se llenó de valor y llegó hasta el pasillo.
—¡Ey, cosa fea! —exclamó Natalie. Sus manos sudorosas le dificultaban el agarre, pero hizo lo que pudo.
La cosa se volteó hacia ella, percatándose de su inesperada presencia. Gruñó, y al instante comenzó a correr impulsándose con todas sus extremidades, como si se tratase de un perro y no de un monstruo en forma de niña. Aquella bestia no fue recto, sino que trepó por las paredes y arremetió contra Natalie, le saltó encima. El impulso las hizo caer a ambas al suelo, Natalie se golpeó justo detrás de la cabeza y perdió el control de la escopeta.
La niña aprovechó su momento de confusión y se colocó encima de Natalie. Con sus largas y desgastadas uñas comenzó a arañarle la cara.
Natalie gritó y forcejeó para quitársela de encima.
—¡Largo de aquí! ¡Mierda!
Entre jadeos y gruñidos, Natalie le propinó un fuerte empujón y se la quitó de encima. Ni siquiera se puso de pie, solo se abalanzó sobre la niña como un lobo atacando a su presa. La agarró del escuálido cuello y ejerció presión sobre él. La niña movió sus extremidades, y le arañó los brazos, también intentaba morderla. Las piernas de la niña producían crujidos extraños por los tantos movimientos violentos.
Un líquido verde comenzó a emanar de las fosas nasales de la bestia. Y aunque poco a poco se iba quedando sin fuerza, Natalie no paró. Deseaba matarla... eso era lo que quería hacer en ese momento.
—¡Maldito fenómeno! ¡Por culpa vuestra es que mis padres no están conmigo! ¡Por su culpa es que muchas personas han muerto y han perdido a sus familias!
Los brazos le escocían como nunca antes, estaban repletos de arañazos profundos que emanaban muchísima sangre. La criatura no se movía, pero seguía viva y con los ojos abiertos.
Fue en ese instante en que Natalie lo vio.
Vio un poster en uno de los tableros de anuncios del colegio. Allí, en medio de tantos posters estaban carteles de niños desaparecidos. Pero fue uno de ellos el que más le atrajo la atención; era de una niña que se había extraviado en el 2029, era rubia, tez blanca y ojos azules.
—¿Pero qué carajos?
No soltó a la pequeña que estaba ahorcando. Solo la inspeccionó y notó rasgos similares de esa cosa con la niña angelical de la fotografía. En ese momento entendió que era la misma, solo que había sufrido una especie de mutación.
Sus ojos se llenaron de lágrimas. Su mirada viajó desde la niña a la fotografía y así sucesivamente. Poco a poco, y sin darse cuenta, el apretón que estaba ejerciendo sobre el cuello de la bestia fue disminuyendo y se le escapó de las manos.
La niña se levantó y retrocedió. Comenzó a emitir un sonido que era similar al de una risa. Mostró los dientes, se arañó el cuello ella misma y luego lo hizo de nuevo.
Corrió hacia Natalie pero esta vez no la tomó desprevenida. La joven sacó de su bota una navaja que había extraído de la mochila de Harry y justo cuando la pequeña bestia estuvo a punto de alcanzarla, lo clavó en su ojo izquierdo.
El líquido verde, y chorros inclusive de sangre, salpicaron por doquier. La niña gritó aterrada y se arrodilló en el suelo.
Sacó de nuevo la navaja y sostuvo la empuñadura con firmeza.
Natalie estaba desconcertada. Con ganas de vomitar. Era sangre lo que salía de ella, aunque era pegajosa y olía diferente. Siguió apuñalando, pero en su mente seguía el rostro de la niña en la foto.
Cuando terminó, se echó a llorar.
Había asesinado a una niña.
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Estado de Emergencia [Saga Descontrol #2]
Science FictionLa falla en el laboratorio desató el caos. Las extrañas criaturas, producto de un virus misterioso, ahora andan sueltas y están destrozando todo a su paso. Se han multiplicado a gran escala, y es casi imposible frenarlas. Una nueva especie. Un futu...