El atardecer de tonos rojizos inundaba el cielo de Sillury. Sobre ellos, un grupo de aves pasó en coordinado vuelo, se dirigían a sus nidos en manada. Era un lindo paisaje a pesar de la devastadora situación.
—Natalie, es aquí —la voz de Harry la interrumpió. Salió del ensimismamiento y volvió a la terrible realidad a la que se enfrentaba.
—La puerta está abierta —señaló ella y se mordió el labio. Eso no era buena señal.
Lucas le apretó la mano con más fuerza, ella lo miró y le sonrió, para transmitirle una seguridad que realmente no tenía.
Se internaron en el mercado. El silencio reinaba allí dentro. Las estanterías y los miles de productos se encontraban desperdigados por el suelo y el olor a comida inundó sus fosas nasales.
Harry encendió la linterna y pudieron contemplar horrorizados la escena. En el pasillo de las salsas, se encontraba el cuerpo de una anciana. Estaba tan pálida y no respiraba en absoluto. Sin embargo, no había rastros de sangre.
—¿Quién es ella? —preguntó Lucas entre sollozos —. Debemos ayudarla, Mamá me dijo que debía ayudar a los mayores siempre que pudiera.
—Calma, Lucas. Por favor haz silencio, todo estará bien.
Harry se acercó al cuerpo de la señora. Le tomó el pulso y negó con la cabeza para avisarles de que estaba muerta.
—No hay indicios de que hayan sido esas cosas. Por el estado en el que está, lo más probable es que haya sufrido un paro cardiaco.
Harry les entregó una linterna a cada uno. Luego, cerró la puerta del mercado, aislándolos por completo del exterior.
—Cojan lo que más puedan. Comidas enlatadas es primordial —les pidió Harry y se pusieron manos a la obra.
Natalie fue al pasillo de los enlatados. Llenó su mochila con un montón de latas llenas de sopa y legumbres enlatadas. Luego, se dirigió a la zona de alimentos no perecederos como lentejas, frijoles e inclusive arroz. Empacó todo lo que pudo.
—¿Puedo ir por helado? —le preguntó Lucas con una sonrisa. Verlo sonreír le produjo ternura y no pudo negarse.
—Vale. Ve al refrigerador y come un poco. No creo que podamos llevarlo porque se derrite. No tardes.
El niño asintió contento y salió corriendo por el pasillo de camino al refrigerador.
En ese momento, un sonido de estática llenó el establecimiento. Natalie se sorprendió y se dirigió al final del pasillo, que es de donde provenía el sonido. Al llegar se percató de que Harry estaba frente a un televisor e intentaba conectar la señal.
La estática llenaba la pantalla, y el sonido que producía se volvía cada vez más molesto.
—Solo tengo que conectar este cable.
—¿Por qué la señal no funciona? Desde que comenzó todo esto no tenemos ni internet ni medios para comunicarnos —dijo Natalie desviando la mirada hacia la salida del mercado. Las puertas de vidrio estaban cerradas, el mundo al otro lado se encontraba desolado, sin rastro de más personas. Además, la noche comenzaba a hacer presencia.
—El gobierno nos tiene bajo control para impedir que revelemos información al extranjero.
Harry logró que el televisor funcionara. En la pantalla se reflejó un canal de noticias que mostraba una rueda de prensa que se desarrolló media hora antes.
Frente al pedestal se encontraba el presidente de la república de Sillury, frente a él había un sinnúmero de periodistas que se arremolinaban a su alrededor lanzando toda clase de preguntas.
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Estado de Emergencia [Saga Descontrol #2]
Ficção CientíficaLa falla en el laboratorio desató el caos. Las extrañas criaturas, producto de un virus misterioso, ahora andan sueltas y están destrozando todo a su paso. Se han multiplicado a gran escala, y es casi imposible frenarlas. Una nueva especie. Un futu...