Capítulo diez

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Natalie se encontraba profundamente dormida. Su mente divagaba en un lugar en el que ella se sentía cómoda; su casa. Se encontraba en el porche mirando el extenso terreno de cultivos de mazorcas, y la luz del sol le transmitía cierta calma, y también calidez.

—Chica despierta.

Escuchó una voz masculina, la cual su mente disfrazó y le hizo creer que se trataba de su padre. En el sueño apareció él, portando una hermosa sonrisa.

—Natalie debemos irnos —agregó la voz. Su padre estaba cerca, pero esa voz se escuchaba distante, como si proviniera de algún lugar muy lejano.

Ese lugar lejano era la realidad...

Al abrir los ojos se encontró con el señor Harry, él estaba al lado del sofá cama y llevaba consigo una enorme mochila.

—Iremos al pueblo por suministros. Lo he pensado y es mejor que estemos todos juntos, de esa forma puedo protegerte a ti y a tu hermano.

Natalie se limpió el lagrimal, en donde ya se avecinaban algunas lágrimas. Ese sueño le pareció tan precioso, pero tan inalcanzable.

Se levantó cuidadosamente para no despertar a su hermano y se puso de pie.

—Si, es cierto... —bostezó y miró a Harry a los ojos —. ¿Nos vamos ya? ¿En qué te ayudo?

—Falta una hora antes de que salga el sol. Es mejor partir ahora.

Empezaron a prepararse. Salieron de la casa rodante y regresaron hacia la fogata de la noche anterior, la cual estaba reducida a brazas y los troncos de madera en ella estaban totalmente carbonizados.

—¿Sabes usar una escopeta? —le preguntó Harry, que a su vez, le entregó una de las dos que traía consigo.

Natalie recordó las mañanas de caza que disfrutaba con su padre. Recordarlo le hizo sacar una sonrisa.

—Si, por supuesto. Todo pueblerino debería saber manejar una —le contestó.

—Bien, con la mochila que llevo bastará. Iremos a Bernon y traeremos medicamentos y alimentos. Tu y yo portaremos armas, por si las moscas —le explicó y miró el cielo que comenzaba a esclarecerse —. Ve a por tú hermano.

Avanzaban por el bosque. Sus pies hacían crujir las hojas secas de los árboles a medida que se movían sobre ellas, sin embargo, ese era el único sonido que podían escuchar. Allí, en una zona tan natural, no se escuchaba el canto de las aves, y aunque parecía un paseo matutino, no era para nada agradable considerando las circunstancias.

—¿Qué tan lejos estamos? —preguntó Natalie rompiendo el silencio. Sostenía a Lucas de la mano izquierda y el niño la miró con sorpresa, como si le costara creer que Natalie le había dirigido una palabra al hombre que se supone les había hecho daño. Pero Natalie sabía que no era así. Harry le quitó la extremidad derecha a su hermano, pero le salvó la vida.

—Espero que no estés cansada, porque aún nos queda mucho por recorrer —le respondió Harry, quien tomaba la delantera y les daba la espalda. El hombre portaba una camisa de cuadros grises y unos pantalones holgados con rotos bastante notables. Natalie aún portaba la ropa que le brindaron en el campamento militar, la cual consistía en un pantalón holgado y un suéter azul.

De repente escucharon un ruido metálico, lo cual les provocó un respingo.

—¡¿Qué ha sido eso? —Natalie alzó la voz. Se puso alerta. Soltó la mano de Lucas pero no se apartó de su lado, alzó la escopeta que cargaba en su espalda y apuntó a su alrededor. Harry colocó su dedo índice en los labios, indicándole a ambos que hicieran silencio. 

Estado de Emergencia [Saga Descontrol #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora