Amelia había recorrido todo el monasterio en aproximadamente seis horas. Ni siquiera se dio cuenta de que no sentía hambre hasta que vio la hora, pero lo atribuyó al encuentro con Izuku transcendido. Ahora se encontraba en la biblioteca, en dónde se encontraban un montón de libros que se pasó un buen tiempo leyendo, aprendiendo, y recordando libros que le interesaban con técnicas de lucha para practicarlas después. Hasta que llegó a los libros de Izuku. El primer libro relataba su vida, así como los pensamientos que anotaba siempre en la libreta de su casa. Incluso había dos páginas dedicadas al poema que escribió para resumir todos sus pensamientos de forma ordenada.
"Wow, su forma de pensar es muy mística. Aunque con todo el tiempo de un bebé consciente pudo madurar y reflexionar sobre su existencia, sigue siendo alguien admirable." -pensó Amelia.
La forma en la que Izuku despertó su quirk, le hizo pensar en su niñez. Ella siempre pensó que era injusto que hubiera niños como ella que no tuvieran padres, pero no había pensado en lo duro que tuvo que ser para niños como Izuku vivir con un problema médico tan grave. E incluso diría que Izuku tuvo suerte de tener una madre tan cariñosa que no lo abandonó como lo hicieron sus padres, pero por cómo se tomaba la vida Izuku, suponía que no lo llamaría suerte, sino coincidencia. Incluso había páginas en las que a veces pensaba sobre cómo sería un mundo en el que los padres de Inko no hubiesen sido tan cariñosos con ella, o cómo sería si su padre hubiera obtenido una crianza decente. Él asumía que, en ambos casos, no estaría donde está ahora, en el primero se veía a sí mismo muerto, y en el segundo se veía mucho más débil al nunca haber buscado su felicidad como lo hizo él. Sin darse cuenta, estaba haciendo referencia a la teoría del multiverso, lo que impresionó a Amelia, pues es como si hubiera visto otros universos de él en dónde esos escenarios eran reales dentro de su imaginación.
Pasó al segundo libro, que relataba los entrenamientos a los que se sometía, el tiempo que meditaba, cómo entrenaba tanto su cuerpo, su mente y su alma. Había sido capaz de manipular el aura que desprendía constantemente su cuerpo, y darle la forma que quisiera mentalmente. Combinado con su entrenamiento físico de los 10.000 golpes de gratitud, le dio la forma de una estatua de 6 metros de Guanyin con 100 brazos que lanzan golpes a la velocidad del sonido. Aunque nunca había usado esta forma en combate, pero practicó con uno de los picos de montaña, el cual ahora es una llanura, por lo que no usará esa técnica si no es contra un enemigo excepcionalmente fuerte, y espera poder usarla contra su mejor amigo, Katsuki Bakugo, cuando este se vuelva fuerte en un futuro.
Amelia leía todo esto asombrada, ya que Izuku no parecía del tipo que usaría violencia, ya que siempre parece estar en paz. Pero pasó al siguiente libro, el cual contenía usos del alma que llegó a conocer de parte de algunas personas del monasterio. Estos conocimientos se conocen dentro de la ficción como hechicería, brujería y ocultismo. O como lo veía Izuku, como una forma de darle profundidad espiritual a figuras, escrituras y palabras, mediante la esencia con la que se escribe, pronuncia y dibuja. El mejor ejemplo que tenía fue que un día vio como un tipo parecía querer invocar al espíritu de su mujer para pedirle perdón por haberla matado por accidente, pero que, al momento de dibujar las marcas del ritual, la esencia de su alma que dejó en estas fue de miedo por si su mujer lo odiaba, lo que hizo que el ritual pasara a ser una auto maldición en la que el espectro de su mujer encarnaría todas sus inseguridades, llenándolo de desgracia, e invocando todas las malas probabilidades. Siempre se tropezaba, siempre se le caían cosas de las manos, siempre se rompían las cosas que tocaba, siempre tenía pesadillas... Al final se acabó suicidando por la presión.
Amelia leyó esto asombrada. No había leído nada sobre esa experiencia en ninguno de los otros libros, pero tenía sentido, considerando que se había suicidado, y posiblemente no pensó en escribirlo en la biblioteca antes de matarse. Imaginó como sería si pudiera hacer magia, y cómo facilitaría en su trabajo de heroína/detective. La biblioteca no decía nada sobre no revelar información, pero entendía que, si este conocimiento cayera en malas manos, podría ser un villano imparable, por lo que se decidió a aprender algunos hechizos y rituales que pudiera utilizar sin que nadie lo supiera, así como alguno que otro que facilitara el combate en secreto.
Su idea era hablar con Izuku para que le enseñara a practicar su conexión mente-cuerpo-alma, pero pensó que todos en aquel monasterio habían logrado sus objetivos por sí mismos, por lo que se propuso a sí misma pasar el tiempo que hiciera falta para aprender por sí misma (basándose en los apuntes de los libros de Izuku, claro está). Así que se llevó los tres libros a donde estaba Izuku, por si este no le daba permiso de entrenar como él lo hizo, o si no le dejaba utilizar las técnicas que relataba el tercer libro.
Amelia llegó a donde estaba Izuku, y vio que este estaba meditando, así que decidió tratar de no molestarlo, yéndose para preguntar en otro momento, cuando escuchó su voz decir: ¿venía a preguntarme algo, señorita Watson?
Amelia: n-no tienes que ser tan formal. Puedes llamarme Amelia si gustas.
Izuku: está bien, señorita Watson. Entonces, ¿cuál es su duda?
Amelia: -con una gota de sudor en la frente- e-está bien, algún día lo harás. Y... respecto a la duda -mostrando los tres libros, los cuales trataba de ocultar detrás suya- me preguntaba si podría seguir el entrenamiento que tu seguiste para alcanzar mi conexión mente-cuerpo-alma y... si podrías enseñarme en lo básico. Pe-pero entiendo si no quieres que utilicen tus experiencias personales para otras cosas, no pasa nada si dices que no y...
Izuku: por supuesto que puedes. No hay conocimiento prohibido en este lugar. Además, los libros escritos en la biblioteca están hechos precisamente por si alguien quiere probarlos, o utilizarlos. Si usted está dispuesta a aprender, yo estoy dispuesto a pausar mi búsqueda por un tiempo, hasta que puedas aprender por ti misma.
Amelia sonrió con felicidad, haciendo una gran reverencia como muestra de dar las gracias. En otras circunstancias, que una adulta de 25 años hiciera una reverencia de respeto frente a un niño de 15 sería raro, pero siendo Izuku tan maduro como un sabio de 100 años, era entendible que Amelia viera a Izuku como si tuviera enfrente a un maestro, porque así era.
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(Sí, creo que al final voy a añadir el tag de "izukuop", porque en el futuro de esta historia necesito capítulos en los que no aparezca este para que las batallas sean al menos un poco entretenidas. El mayor atractivo que le veo a Izuku es que prefiere el razonamiento y el sentimentalismo para resolver conflictos antes de la violencia, por lo que XD. Algún día seré capaz de escribir una batalla entre Izuku y alguien de su nivel, incluso si tengo que sacarme personajes del culo para ello. Pero os aseguro que no será pronto. Intentaré por todos los medios que esta historia llegue a 30 capítulos, incluso si tengo que tirar del relleno para ello. Eso sí, será relleno de calidad.)
Ya saben, cualquier comentario, crítica o sugerencia, puede ir aquí, o en cualquier parte de la historia, en donde decidas escribirlo.
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Izuku: del Conocimiento al Entendimiento
FanfictionNacido con una enfermedad que le paralizó el cuerpo, tuvo mucho tiempo para pensar. Reflexionar. Comprender. Decidido a encontrar respuestas, viajará a un lugar en dónde se descubrirá a si mismo, y a todo lo que le rodea. ¿Cómo pudo viajar si estaba...