Capítulo 50: la batalla final de Izuku

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Izuku se encontraba tranquilo, a pesar de estar enfrente de la asesina de la mejor amiga de una de sus amigas. Pues para ganar algo se necesita perder algo a cambio. Eso se refleja en la actual calma que mostraba Calliope. Lo superaría, e incluso si no lo llegara a hacer del todo, su mejor amiga siempre estaría ahí apoyándola. Ahora, su objetivo era claro, y estar allí no le supondría nada bueno.

Calliope: muchas gracias, amigo mío. Te lo dejo a ti. Buena suerte, cuida de Cali, ¿sí? -lo último siendo las últimas palabras de Takanashi Kiara antes de deshacer su enlace de almas con Calliope, para ambos ver cómo su alma se elevaba al cielo, para luego desvanecerse en el aire. Su alma se había disuelto en el gran soluble que es el universo, y este reutilizaría su energía para crear más vida a partir de su muerte. Era lo más parecido a donar órganos, solo que su muerte no fue en vano, pues liberó al corazón de Calliope de sus cadenas internas. Y encima lo hizo el día de su cumpleaños, por lo que se podía considerar que aquel era su último regalo para ella. Je, maldita cabeza hueca, siempre tan inteligente...

La reina del Inframundo, sus súbditos, y prácticamente casi todo el Paraíso lloró por la pérdida de Takanashi Kiara, incluso quienes no la conocieron, pues tanto su vida como su muerte fueron dedicadas a ayudar a sus seres queridos, y los héroes más veteranos sabían lo que era ese sentimiento de autosacrificio, así como todos los padres y madres de familia que darían su vida por sus criaturas. Calliope se retiró del campo de batalla, llevándose con ella los restos del equipamiento de su mejor amiga con una sonrisa calmada y lágrimas en su rostro, pues su labor allí había terminado. Debía velar por los suyos, justo como lo hizo su mejor amiga. Adora oscura trató de ir por ella, pero Izuku la sujetó con su quirk, al cual potenció con su aura para retenerla mejor.

Izuku: yo soy tu oponente. Yo soy tu objetivo. Tu objetivo era demostrarles a los dioses que subestimaron a la raza humana, y si en verdad existen, sólo les estás demostrando lo contrario con tu actuar. Que todos los humanos se guían por sus emociones sin pensar, y que no son una amenaza a tener en cuenta.

Las palabras de Izuku, no, la esencia de Izuku, estaba cargada de razón. Su mente se esclareció, pero aún así se mantuvo en aquella forma, pues esa era la verdadera Adora.

Ella quería absorber toda el aura y la esencia de Izuku, la cual estaba conectada con el mismísimo universo. La fuente de la vida de todo el universo en su mano. Con ella, sería capaz de lograr su objetivo de viajar al Aether, y demostrarles a los dioses que la abandonaron hace tantos años que nunca debieron hacerlo. Que descuidarlos a los humanos, descuidarla a ella, serían el mayor error de su existencia.

Izuku: camuflar tus intenciones vengativas con una meta global para la humanidad. Hacer lo que sea para cumplir tu objetivo. Todo comenzó con una sacerdotisa de iglesia abandonada por el dios al que adoraba el día en que fue abusada, y terminará con un ser vengativo que masacró a cientos, esclavizó a miles, y que fue derrotada a un paso de completar su meta autoimpuesta por aquel eslabón que nunca permitió que su energía, su libertad, le fuese arrebatada sin más. Así que vamos a hacer un trato. Si consigues hacer que admita mi derrota, permitiré que absorbas mi energía, y con ella la de todo el universo. Incluso si eso hace que la vida en este plano desaparezca por completo, pero estoy seguro de que ese riesgo ya lo conoces. -extendiendo su mano esperando un apretón, que causó un pánico enorme en quienes no lo conocían, y una sonrisa divertida en quienes sí lo hacían.

Adora: ... claramente hay una trampa, pero de todas formas acepto el trato. -estrechando la mano de Izuku. Luego de soltarse las manos, ambos se colocaron en puntos alejados uno del otro, para luego Adora proceder a lanzarse en contra de Izuku a la velocidad de la luz. Este ya lo había anticipado, y había materializado su Guanyin gigante de 100 Tipos, que de un golpe mandó a volar hacia atrás a Adora como si fuese un bicho. Esta se recompuso, y volvió a cargar de frente contra Izuku, y otra vez fue recibida con otro guantazo del Guanyin de 100 Tipos. Las manos de Izuku se movían a la velocidad del sonido, mientras que Adora se propulsaba a la velocidad de la luz. Con tal diferencia, lo normal sería que Izuku no pudiese reaccionar a tiempo a sus ataques, pero de la misma manera que Calliope, este podía predecir los movimientos que ejecutaría su adversaria. Calliope sabía que Adora estaba cegada por el odio, y mediante su experiencia personal con este, predijo cada exacto movimiento que esta podía realizar, y se preparó para cualquier cosa. Izuku, por el contrario, veía exactamente el siguiente movimiento de Adora por el viaje que daba el alma antes de mover su cuerpo, y reaccionaba como tal. Desde afuera, se veía cómo un completo desconocido que se notaba que era menor de 18 le estaba dando pelea a la soberana del Paraíso como si esta fuese un mero insecto, e incluso reveló sus verdaderos planes, así como sus propias capacidades, lo que hacía que la gente viera el riesgo que corrían actualmente, pues si él perdía, el futuro de la vida en el universo peligraba. De vuelta a la batalla, Adora se encontraba en un bucle de tratar de acercarse a Izuku a la velocidad de la luz, ser recibida con un manotazo de su Guanyin de 100 Tipos, ser mandada a volar varios kilómetros, recomponerse en el aire, y volverlo a intentar. No sufría apenas daño o agotamiento por las grandes cantidades de aura que había absorbido, por lo que no se preocupaba demasiado por ello. Es más, incluso trataba de lanzar sus proyectiles con su "brazo largo de la luz" y su "esfera lumínica", las cuales eran de un rojo fucsia que denotaba su ira hacia la vida, hacia los que hacían el mal, hacia los dioses que se suponían debían cuidarlos, y a los humanos que lo siguen aún cuando son nada más que mentiras.

Izuku: del Conocimiento al EntendimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora