Izuku: del Conocimiento al Entendimiento

Capítulo 51: las consecuencias de la libertad

El Paraíso había sido desmantelado con éxito, pero al costo de dos de los mejores seres humanos que podían haber existido en Japón para sus respectivos conocidos. El gobierno cumplió su parte, y dejó de investigar al Inframundo durante más tiempo incluso de lo acordado por la gran ayuda y la baja tan importante que sufrieron por ellos. Todos los que alguna vez fueron esclavos pudieron volver a encontrarse con sus familias de nuevo en la superficie. Quincy en silla de ruedas y bastante enyesado se reencontró con aquellos padres que él pensaba que habían muerto hace años, los cuales le hicieron una figurita de acción exclusiva de él para él, mientras Sauda se disculpaba miles de veces por haber herido tanto a Quincy sin saber que este era su hijo, ya que en el Paraíso todos se conocían entre sí. A la lejanía, Geraldo vio esta interacción con una mezcla entre enternecido por la acción de sus padres, y extrañado, porque él se encontró una figura de acción exactamente igual en las ruinas de una tribu antigua, que actualmente era el artefacto más caro que tenía en su repertorio por su exclusividad y por su antigüedad. Meh, todavía podía hacer como que era la única figura de acción para venderlo o similar. Amelia y Gura fueron a consolarse la una a la otra, alegando que era lo que querían Izuku y Kiara, y que estaba bien. Varios relatos de los antiguos esclavos del Paraíso llegaron a la superficie. Relatos sobre sus vidas ahí abajo, junto con los de los momentos clave de la incursión de los héroes y el Inframundo. A partir de aquí, surgieron las leyendas que años después perdurarían como "la leyenda del adolescente más fuerte de toda la historia", o "la leyenda del ave Fénix que se sacrificó para ayudar a la Muerte a vencer a la soberana de la luz". Hablando de Izuku, este se encontraba actualmente en todas partes de cierta parte del universo cercana a la vía láctea, cada vez expandiendo su esencia más y más lejos. Sin embargo, detuvo su avance cuando algo superior a él, le citó en un punto en el espacio en concreto alejado de su actual ritmo de propagación, por lo que se encaminó hacia un lugar recóndito del universo, en dónde le esperaba un planeta desolado, que tenía un sistema de cuevas por el cual Izuku materializó su aura en el aire y la luz, para viajar por el tremendo sistema de cuevas hasta llegar a una entrada con pilares bien decorados que estaban repletos con montones de plantas que nunca antes había visto. 

Entró por la entrada, y se encontró con una bóveda que daba al espacio exterior, a pesar de estar bajo techo. En el frente de la sala, se encontraba una tribuna, en la cual se erguían 5 asientos, ocupados por 5 figuras, cada una con una apariencia más extraña que la anterior. Izuku se estaba lentamente volviendo al completo uno con el universo, y por ello conocía la historia antigua de ellas, el "Consejo", formado por las creaciones de los dioses para salvaguardar la propia existencia del universo. Cada una de ellas lo miraba con una expresión diferente. La guardiana del tiempo lo veía con una expresión que denotaba la molestia de tenerlo ahí. La guardiana de la civilización lo veía con curiosidad. La guardiana de la naturaleza lo veía con una expresión calmada y maternal. La portavoz del espacio lo veía con una expresión entre seria y divertida. Y la figura del centro de la tribuna, la mismísima personificación del caos, la veía con una mirada alocada y calmada a la vez. Izuku se imaginaba que, si los dioses existían, no deberían estar contentos con su progreso, y aquí estaba. Estaba allí esperando a que alguna de ellas hablara, en vista de su posición de juzgado, y eventualmente pasó.

???: Midoriya Izuku, se te acusa de quebrar varias leyes universales, siendo el primero y más grave, colocarse a la par con los dioses y las guardianas del Consejo. -dijo la figura que reconocía como la guardiana del tiempo.