Capítulo 13: la paz interior de un tiburón

2.2K 179 2
                                    


Izuku había ido espiritual, mental y orgánicamente a Japón para rescatar a su amigo Katsuki de las garras del villano nº1. Ya lo había hecho, por lo que ahora no debería haber nada impidiéndole volver al monasterio a seguir meditando, ¿verdad? Bueno, ¿qué pensarías si te dijera que la persona que podía dar 10.000 golpes en menos de una hora estaba siendo sacudido como un saco de papas? Y es que Izuku nunca se imaginó qué pensaría su madre al ver a su hijo salir en televisión por todo el mundo.

Inko: ¿¡cómo se te ocurre plantarte así como si nada contra un super villano tan peligroso y luego darle la espalda!? -sacudiéndolo mientras lo tomaba por los hombros mientras a un lado suyo, Amelia y Gura lo veían intentando aguantarse la risa.

Izuku: -fingiendo un tono mareado- lo-lo siento mamá. No sabía que te molestaría tanto...

Inko: ¿¡que me molestaría tanto!? ¿¡Por qué creías que me preocupaba por ti cuando eras pequeño!? ¡Preocuparse por sus hijos es lo que hacen las madres!

Esas últimas palabras hicieron que a las dos heroínas les cambiara la cara de golpe a una incómoda y triste. Ambas crecieron huérfanas en sus vidas por separado. Amelia tuvo algo de suerte, y sus padres por lo menos tuvieron la decencia de dejarla en un orfanato cuando nació. No le hubiera gustado para nada haber sido abandonada en una playa a la edad de 4 años, como le pasó a Gura.

Izuku notó el cambio de ambiente. No hacía falta leer las auras para saber que esas palabras trajeron malos recuerdos. Así que sujetó el hombro de su madre con cuidado, mientras le hacía señas con su cabeza hacia las heroínas. Inko vio sus rostros y unió los puntos.

Inko: -con cara de preocupación- o-oh, lo siento mucho. No quería decir nada que las incomodara. De veras lo lamento mucho.

Amelia: no, no. Está bien. Es normal que una madre se comporte así. No debería disculparse por ser una buena madre con su hijo.

El lugar se quedó en un silencio muy incómodo, hasta que Izuku habló (sin poder hablar, me refiero a comunicarse por el alma): okey, esto es incómodo. Amelia, Gura venid conmigo. Madre, ha sido un placer volver a verte, pero tengo que llevar a estas dos a un lugar antes de irme. Nos vemos -para luego darle un abrazo a su madre, quien no reaccionaba a tiempo por la repentinidad de su hijo.

Inko: e-está bien. Nos vemos. ¡Cuídate! -dijo para ver que se habían marchado- lo he vuelto a fastidiar, ¿cierto?

Mientras Izuku se llevaba a las dos heroínas a un lugar tranquilo para meditar, se dio cuenta de que podían ir más rápido con el anillo de Amelia. Esta se dio cuenta poco después, y le dijo a Izuku que los podía llevar con un portal.

Gura: ¿cómo funciona? -con duda en su voz.

Amelia: bueno, visualizo el lugar al que quiero ir, extiendo el anillo al frente y hago un círculo con el otro brazo. Mira te enseño -se voltea a Izuku- ¿a dónde vamos?

Izuku: a cualquier campo de la UA que esté libre.

Amelia: a la oficina del director pues -dijo para crear un portal allá, y cruzarlo junto con Izuku y Gura siguiéndola, la segunda estando asombrada de que su mejor amiga también sea una maga.

Nezu: oh, buenos días señorita Watson, veo que trae una acompañante -refiriéndose a Gura.

Gura: hola buenos días, no sé qué hago aquí pero aquí estoy porque mi amiga es una maga -dijo estrechándole la mano con emoción al director, al cual se le escapó una risilla de rata

Nezu: encantado de conocerla señorita. Y bueno, ¿a qué debo la visita?

Izuku: me gustaría poder tener una sala libre para llevarlas a meditar para que encuentren su paz interior.

Izuku: del Conocimiento al EntendimientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora