Veintiuno

277 45 3
                                    

En el viaje a casa, la señora Bondoni dijo que le harían unos estudios de la garganta y del cerebro, cosa que le pareció raro y preocupante a Emilio.

Eran mejores amigos, conocían todo del otro, pero nunca hablaron de la mudez del chico, era un tema que evadían y Emilio no sabía nada del mismo.

Joaquín seguía distante, pero volvió a sonreír cuándo llegó a casa de sus tíos, saludando a una mujer de vestimenta extravagante y a un hombre que parecía bastante más mayor que su esposa.

La mujer se presentó ante Emilio cómo Zuria y pidió que no la trate formal porque la hacía sentir vieja.

La mujer resultó ser muy parlanchina y algo en su personalidad le hacía acordar a Federico.

— Entonces, Emilio — dijo la mujer en cierto punto de la cena— ¿Cómo conociste a Joaco?

— Escuela, somos compañeros de clases — respondió.

— Mailo es muy bueno con Joaco — la señora Bondoni tenía una sonrisa —. Siempre le regala cuadernos para que pueda hablar.

Joaquín pareció avergonzarse, bajó la cabeza concentrando en masticar.

Emilio lo notó, pero considerando que estaba distante con él decidió no hacer nada.

— ¿No habla con señas? — Zuria abrió los ojos ampliamente, pasó su mirada de la señora Bondoni a Emilio, ambos negaron — ¿Nunca aprendiste?

— No es necesario hablar con señas para comunicarme con Joaco — dijo Emilio, un poco molesto —. Si él quiere hablar de algo lo escribe. Si yo quiero decir algo él me escucha. E incluso sino decimos nada nos entendemos.

Zuria asintió.

— Te comprendo, Emilio, pero lo que digo... En todo lo que conoces a Joaquín, ¿No sabes nada del lenguaje de señas?

Emilio negó.

La tía pareció decir algo, pero Joaquín hizo una seña y la mujer cerró su boca, dejando el tema.

Seguimos

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Seguimos.........

Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora