Treinta y Nueve

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Emilio acompañó a Joaquín y a su madre al hospital, se quedó junto a su novio todo el día y entre las vueltas que tuvieron que dar, comenzaba a atardecer cuándo finalmente pudieron volver a casa.

La señora Bondoni le ofreció a Emilio llevarlo hasta su casa, pero Joaquín se negó, pidiendo con señas que el chico se quedara con él mientras se acurrucaba más sobre su novio.

La señora Bondoni no podía decirle que no a su hijo, así que llamó a la madre de Emilio para decirle que se quedaría con ellos.

Por la noche, Joaquín con su pijama, una muñequera azul que le recomendaron no quitarse salvo para bañarse y Emilio con ropa cómoda, permanecieron un rato hablando, frente a frente, lo suficiente cerca para poder hablar en susurros y escucharse perfectamente. (Bien, sólo Emilio hablaba en susurros, pero para ellos era una conversación baja).

— Todavía no le he dicho a mis padres de lo nuestro — murmuró Emilio, con lo que Joaquín puso ojitos de perrito, que le partieron un poco el alma.

"¿Les dirás?"

— Estoy esperando el momento — dijo —. No quiero tener que reunirlos, sentarnos en la mesa del comedor y decirles que me gustan los chicos... Bien, que me gusta un chico, que estoy enamorado de él y que corresponde a mis sentimientos por lo que somos la mejor pareja del universo — Emilio sonrió, provocando a Joaquín sonreír también, sumado a que le habían parecido las más lindas palabras.

Joaquín asintió, comprendiendo.

— Temo que no sean comprensivos cómo tu familia — continuó Emilio, ya más serio —. Ó cómo Romina, a ella sí le dije.

Joaquín asintió, emocionado, pidiendo que continúe.

— Me pidió ser la madrina de boda — Emilio rió un poco —. Y de todos nuestros hijos.

Joaquín rió, el corazón de Emilio explotó un poco de ternura.

"Ya tenemos una larga lista de padrinos y madrinas"  -- escribió Jimin.

— Tendremos que hacer muchos niños para satisfacer a todos — Emilio sonrió de forma pícara.

La sonrisa de Joaquín flaqueó un poco.

"¿Tú quieres tener hijos?"  - Preguntó.

Emilio se encogió de hombros.

— No es algo que me muera por tener, pero me gustaría, algún día.

Joaquín tardó un momento en reaccionar, mirándolo con algo que pareció pena, hasta que tomó su bolígrafo y escribió.

"Sabes que los hombres no pueden tener hijos entre ellos, ¿No?"

Emilio se sintió un poco mal por Joaquín.

Desde que lo conoció, el chico siempre fué inseguro, no sabía el porqué, pero él permanecía a su lado para decirle todas sus certezas.

Aunque con frases cómo esas, Emilio se planteaba si Joaquín dudaba de su relación.

Emilio se acercó un poco más a él.

— Siempre se puede adoptar, Joaco. Además, cómo dije, no es algo que me muera por tener. Puedo ser feliz con ó sin ellos, mientras te tenga puedo ser feliz incluso con nada.



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Seguimos........

Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora