Cincuenta Y Nueve

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— ¡Estoy viendo doble! — gritó Nikolás al ver a los Osorio.

En sus años de amistad, apenas había visto a Romina unas cuántas veces y el mayor tiempo que habían estado hablando habían sido unos 10 minutos en el cumpleaños de su amigo.

El rubio venía trayendo a Eduardo, quién estaba con el ceño fruncido y un ligero mohín.

Si había algo que Eduardo más odiara, era que lo llevaran, él podía andar sólo.

El chico en la silla estaba tan molesto que ni siquiera saludó a los demás, se quedó de brazos cruzados y mirando al suelo.

— ¿Ya buscaron nuestra cabaña? — preguntó Nikolás.

— Los estábamos esperando — dijo Emilio, tomó su bolso, levantándose del banco dónde estaban acomodados.

— Ahora ya se agarraron las mejores — se quejó Nikolás, haciendo un puchero.

— Deja de quejarte, recién llegas — le dijo Emilio, se volteó para mirar a Joaquín, quién se levantó rápidamente y cargó con esfuerzo su bolso.

— Joaco — Eduardo hizo que los pasos del chico mudo se detuvieran.

El pelinegro palmeó su regazo.

— Pon tu bolso aquí — dijo, notó que Joaquín iba a negarse con sólo su mirada —. No te preocupes, no las siento.

Joaquín ladeó la cabeza, haciendo una mueca, preguntando si enserio hacía esos chistes tan feos.

Eduardo soltó una risa.

— Cómo quieras — murmuró finalmente, comenzó a tirar de sus ruedas, avanzando hasta su lado para acompañarlo en su caminar hasta la cabaña.


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Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora