Cien - Final

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— ¿Segunda luna de miel y siguen sin llevarnos? — preguntó Nikolás, con una mueca molesta en el rostro —. Ya no sé qué es eso de los amigos...

— Te abofetearia — dijo Emilio, con tanta seriedad y tan directamente que hizo a Joaquín y a Eduardo reír.

Pero Nikolás sólo le hizo burla y lo ignoró, comenzó a caminar más rápido, alejándose de ellos.

— Ya, Nik — habló Eduardo, al ver que su chico seguía ignorando a Emilio —. No lo invitaremos a nuestra luna de miel y listo.

Nikolás sonrió ante esa idea.

— La venganza es dulce — dijo el rubio —. Cómo la miel — hizo un giño esperando que sus amigos captarán su pésimo chiste, aunque los tres permanecieron con la misma expresión monótona.

— Eduardo, haz que se caye — rogó el peligris —, no sé bésalo más y muérdele la lengua.

Nikolás golpeó el brazo de Emilio para que dejara de decir estupideces

El pelinegro abrió sus brazos, sin saber qué hacer.

— Cuándo pueda pararme lo callaré con un beso, hasta entonces, soportarlo — dijo, y tiró de sus ruedas para avanzar un poco más, hasta quedar junto a su novio.

Emilio suspiró.

— Estoy muy viejo para la secundaria — murmuró, sólo Joaquín pudo escucharlo, porque los otros dos estaban más alejados —. Por más que sea un pesado... Nikolás se hace querer.

Joaquín sonrió con ternura por la confesión del peligris.

— Pero no te pongas celoso, que te quiero más a tí — Emilio pasó un brazo sobre los hombros de Joaquín, revolviendo sus cabellos hasta que el castaño lo empujó para liberarse.

— ¡Emilio Osorio, nada de peleas en mí escuela! — habló Federico, haciendo su voz más grave de normal para asustarlo, mientras aparecía por su espalda.

El peligris sólo le dedicó una sonrisa sarcástica.

— Habló el que hace trampa en el Uno y luego amenaza con los puños — murmuró Emilio.

— ¿Suena a que sigues enojado por perder?

— Cualquiera puede ganar si tienes todos los sumas cuatro, idiota.

— ¡Nada de insultar al director! — gritó Nikolás, caminando de espaldas para mirarlo.

Federico chasqueó sus dedos, señalando al rubio.

— Tiene razón, más respeto a tus mayores — dijo, mirando a Emilio, se volvió hacía Nikolás, estirando su mano para chocar los cinco con el chico —. ¡Diez puntos para GryffinNik!

Emilio los miró con el ceño fruncido, y una mueca de disgusto en su rostro.

Joaquín rió suavemente por la expresión de su novio, ese dulce y tierno sonido fué captado por el peligris, quién se volvió para mirar su linda sonrisa, sin poder evitar que se le contagie.

Tomó la pequeña mano de Joaquín, acariciando su dorso con su dedo pulgar.

— ¡Ya se pusieron tortolos, corran! — anunció Federico, refiriéndose a ellos dos, se ganó una mirada enojada por parte de Emilio.

Nikolás vió las mando unidas de la pareja y soltó un grito de miedo que hizo voltear a varios en el pasillo y Eduardo frenó en su silla.

— ¿Pero qué mierda te-?

— ¡Corre, es contagioso! — dijo, dramáticamente, tomando el manubrio de la silla de Eduardo y saliendo corriendo, tirando del otro sin importarle los insultos y pedidos del menor para que parara.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora