¿Cómo le dices a alguien que lo amas si ni siquiera puedes hablar?
Adaptación Autorizada
Todos los créditos son de su autora original @Junchi95. Gracias por darme el permiso de adaptar tu hermosa fic.
Los créditos de la portada y separador son de m...
Ese día se irían rumbo al campamento que tanto había insistido Emilio hasta que convenció a ambos Bondoni, con algo de ayuda de sus dos amigos y el mismo director de su escuela, quién con toda su carisma había logrado que la mujer aceptara dejar a su hijo (lo que resultó ser la parte más difícil).
Joaquín sólo asintió, ya cansado de responder esa pregunta por al menos quinta vez.
— ¡Joacooooo! — habló Emilio, haciendo que los dos lo miraran —. Te olvidas algo.
— ¡Te lo dije, niño! ¿Qué harías si Emilio no se acordará de-?
— No me diste mí besito de buenos días — Emilio hizo un mohín.
La señora Bondoni comenzó a reír a carcajadas y Joaquín se puso muy rojo, frunció el ceño con ganas, su madre no tenía que saber (ó ver) los besitos matutinos de ambos.
Viendo que Joaquín no tenía intención de responder a sus demandas, Emilio lo atacó con cosquillas y por más que el mudo lo golpeó para que se alejara, el peligris no le hizo caso.
Luego de un rato, se detuvo.
— ¿Ahora me darás mí besito?
Joaquín lo miró completamente enojado, levantándose del sillón, comenzó a caminar hacía su cuarto.
Emilio se apresuró en ir hacía él, atrapando su cintura en un abrazo cuándo apenas había llegado al primer escalón, rumbo hacía el primer piso.
— Bien, Joacoooo, lo siento — el chico mudo no dió señales de tener intenciones de siquiera verlo —. No te gustan las cosquillas.
Joaquín negó, reafirmando lo que había dicho su novio.
— No te haré cosquillas de nuevo, ¿Me perdonas? — por más que no lo pudo ver, Emilio hizo un puchero.
Joaquín se volteó para mirarlo con algo de diversión en los ojos, Emilio no se separó del abrazo.
El escalón hacía que tuviera que ver hacía abajo, por primera vez, Joaquín sé sintió más alto.
Con una sonrisa, el mudo se inclinó hacía él para besarlo, con lentitud, movimientos suaves y lleno de amor.
Las pequeñas manos de Joaquín fueron hacía las mejillas de Emilio, acariciándolas, provocando una sonrisa en el peligris.
Una repentina luz los hizo separarse, cortando (arruinando) todo su beso.
— ¡Mierda! — la señora Bondoni insultó sin querer —. Tenía activado el flash.
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