Sesenta Y Cuatro

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En algún punto de su búsqueda por la rama más particular, Joaquín y Eduardo se habían alejado bastante del grupo, de Romina y de aquel lugar dónde se hospedaban, al punto en que los caminos también lo daban a entender, estaba más agrietados y varias veces, el chico mudo había tenido que apartar unas cuántas ramas u hojas para que Eduardo pudiera avanzar.

A lo lejos, el chico de la silla vió una familiar cabellera rubia, acompañada por Emilio, y un poco más lejos, el chico nuevo, Josh y una chica que desconocía de cabello rojizo.

— ¿Podemos volver? — pidió Eduardo sin ganas.

Joaquín tardó un momento, hasta que vió también a aquellas personas y comprendió la pregunta de Eduardo.

El chico mudo señaló hacía Nikolás y luego hacía su compañero, preguntando qué pasaba.

Eduardo suspiró un poco.

— Estamos... — tardó un momento en buscar la palabra —. No puedo decir que peleamos, pero no estamos bien tampoco... En realidad no sé cómo estamos.

Joaquín lo miró, pidiendo que siguiera hablando.

Eduardo no quería hablar, pero la mirada de su amigo era insistente.

— Hace poco, descubrí que podía volver a mover los dedos de los pies — dijo, y notó un brillo de emoción en los ojos de Joaquín —. Es algo bastante especial, no muy común en gente de mi edad con ésta condición, pero se vé que algo de médula espinal pareció regenerarse, ó conectarse de nuevo, algo así me explicaron.

>> Por eso comencé a hacer terapia de nuevo, en agua, y puedo moverme perfectamente... Niko me estuvo acompañando.

Eduardo notó la alegría de Joaquín en sus ojos, y por un momento quiso detenerse para no romperla.

— Aunque no signifique que pueda volver a caminar. Quizás pueda mover los pies, ó la rodilla, pero no caminar de nuevo.

La pena se instaló en los ojos de ambos.

— Hay pocas probabilidades de que pueda volver a caminar, todo debería salir demasiado bien — Eduardo hizo una pausa, por un momento miró su regazo, con impotencia —. No soy de tener suerte.

Joaquín tardó un segundo en borrar su pena, hasta que señaló hacía Nikolás de nuevo.

— Él quiere que lo intente — dijo Eduardo, bajo —. Quiere que siga con las sesiones, pero son inútiles, son una pérdida de tiempo... Diría que de dinero, pero mi familia no la paga, recibo tratamiento de la misma organización que hace éste campamento, pero aún así... Están gastando en mí, soy un caso perdido, prefiero que guarden eso para alguien que... No sé... Necesite una prótesis, unos aparatos para el oído... Es mucho dinero para nada.

Joaquín lo miró, queriendo decir muchas cosas.

Había dejado su cuaderno dentro de la valija, se había acostumbrado a usar el celular y la aplicación de notas, así que casi no lo tocaba.

Rebuscó en sus bolsillos, pero le habían quitado el celular para que se concentraran en conectarse con la naturaleza.

Resopló, aguantando las ganas.

— Deja — pidió Eduardo, sabiendo lo que el chico quería hacer—. No digas nada. ¿Podrías ayudarme a girar? Regresemos.



 ¿Podrías ayudarme a girar? Regresemos

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Seguimos.........



Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora