Setenta Y Nueve

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[ahora sí, ésto es 🔥, están advertidos]



La mano de Emilio fué hacía el bulto marcado bajo la ropa interior de Joaquín, un jadeo escapó del mudo por el sorpresivo tacto.

El mayor comenzó a acariciar el pene de su novio, con la tela en el medio, recorriendo su longitud de la base hasta la punta, de forma lenta, comenzaba a girar cada vez más su mano alrededor del mismo, escuchando la respiración de Joaquín acelerarse.

Sentía su miembro cada vez más duro por sólo darle placer a Joaquín.

Ya con el eje del otro erecto, Emilio atacó el cuello de su novio, dejando marcas de amor, mientras giraba a ambos para apoyar a Joaquín sobre la cama.

Con él debajo, sus besos descendieron, pasando por sus clavículas a su pecho.

Emilio alzó las caderas de Joaquín, quién abrió sus piernas inconscientemente, quedando el peligris entre ellas, sintiendo la erección del chico contra su vientre bajo, mientras su miembro era presionado contra el trasero del mudo.

Emilip llegó a los pezones de Joaquín, lamiendo, al mismo tiempo que daba una pequeña embestida con sus caderas.

Escuchó escapar un gemido y sonrió.

Se movió contra las nalgas del otro, haciendo fricción, con su miembro duro y aún atrapado en sus bóxers.

Joaquín sentía los espasmos de placer que hacían vibrar a su miembro cada vez más con cada movimiento de Emilio sobre él, quién no había dejado de poseer sus rosados pezones con su boca.

Con ambos miembros erectos, el peligris los dejó para subir hacía su rostro, mirando con placer la expresión de Joaquín, quién pedía más, quería más.

Toda la vergüenza se había ido y era eso lo que Emilio quería lograr.

El peligris volvió a tomar los carnosos labios de Joaquín, mientras simulaba embestidas, escuchando los gemidos que eran ahogados por el beso que aumentaban conforme hacía los golpes con sus caderas más duros.

Sin cortar el beso, Emilip deslizó sus dedos debajo de la ropa interior de su novio, bajandola de a poco, dejando la erección de Joaquín libre.

Hizo lo mismo con sus bóxers, aunque mucho más rápido.

Joaquín quiso desviar la vista hacía abajo, pero Emilio tomó una de sus mejillas haciéndolo que lo mirara.

— No mires, sólo disfruta.

Ésta vez, Emilio hizo que ambos miembros se tocaran, friccionando su hombría contra la del otro, escuchando un gemido bajo por parte de Joaquín ante la sensación.

El peligris llevó 2 de sus dedos hacía su boca, lubricándolos generosamente con su saliva.

Joaquín no entendió bien el porqué, hasta que segundos después, Emilio dejó sus dedos para llevaros hacía su entrada, ya algo dilatada por el placer.

Sintió su corazón acelerarse con algo de miedo, era la parte que más le asustaba.

— Tranquilo — murmuró Emilio, dándose cuenta de lo que pasaba —. Lo haré bien — añadió, a tiempo que comenzaba a acariciar con sus dedos alrededor de su interior, haciendo que Joaquín se sintiera incómodo al principio hasta que pudo relajarse.

Sintió el primer dedo comenzar a penetrarlo, de a poco, entrando en sí y por un momento sintió pánico.

— Joaco.

El mudo miró a Emilio.

— Engancha tus piernas a mí — habló.

Alzándose con ayuda de Emilio, Joaquín enredó sus piernas sobre las caderas del peligris.

Sintió a Emilio penetrar más profundo en él, su espalda se arqueó de placer y un gemido bajo salió de sus labios.

Emilio sonrió ante su logro.

Cuándo sintió la entrada de Joaquín acostumbrada, metió otro dedo y el castaño gimió más alto, más agudo.

Sintió su miembro palpitar con necesidad.

Necesitaba estar dentro de Joaquín, estaba desesperado por hacerlo.

Pero sabía que debía ser suave, debía hacer las cosas bien.

Joaquín parecía algo frágil a sus ojos, no quería romperlo; además, era su primera vez, la primera vez de ambos, en realidad, aunque el chico mudo era mucho más puro que él.

Retiró ambos dedos del interior del chico, para tomar su miembro y posicionarlo en la entrada de Joaquín, quién se dió cuenta de lo que ocurría.

— ¿Vas bien? — preguntó Emilio, aunque le costó bastante hablar claro, teniendo lo que más deseaba junto en su punta.

Joaquín asintió y Emilio se sintió más aliviado.

— Seré suave — murmuró, mientras entraba de a poco en él, llegando casi completamente a su interior.

Joaquín era muy estrecho, apretado, casi asfixiante, rodeando su miembro cálidamente.

Sintió a su novio tensarse, apretándose más, retrayendo cualquier dilatación que una vez hubo.

Fué cuándo sus ojos dejaron de concentrarse en eso y miraron más arriba.

Vió a Joaquín apretar las sábanas con sus manitos, mientras se mordía el labio y aguantaba las ganas de retorcerse, con expresión dolorosa, las lágrimas en los bordes de sus ojos, algunas es sus mejillas.

En vez de escuchar un gemido, surgió un sollozo.

Emilio salió de él rápidamente, Joaquín comenzó a respirar pesadamente, buscando aire, temblando, dejó caer sus piernas, que ya las tenía sin fuerzas.

El rizado lo tomó por los brazos, alzándolo, abrazándolo contra sí con fuerza, acomodando al rostro de Joaquín sobre su hombro, dejándolo llorar.

— Lo siento, lo siento, lo siento, lo siento...— repetía, meciendo a Joaquín en un intento por calmar el llanto —. Quizás fué demasiado, bebé, lo siento... N-No quise que te doliera tanto, perdón, no me dí cuenta...

Joaquín negó, limpiando sus lágrimas con brusquedad, lo alejó un poco para mirarlo.

Alzó su mano en una seña.

"Está bien" dijo, con una sonrisa algo forzada, pero feliz, sabiendo que Emilio había parado.

Se había desesperado, se sentía a punto de quebrarse, muy apretado en su interior, sin poder moverse, asfixiante...

Pero Emilio se había dado cuenta de su dolor y lo había dejado, tal cómo sabía que lo haría y por más que seguía sintiendo esa zona incómoda, se sentía bien porque tenía el mejor novio del mundo.

— ¿Me perdonas? — Emilio se veía completamente arrepentido.

Joaquín asintió, dejó un corto y tierno beso sobre los labios del rizado para enfatizar.

Emilio rió un poco, más tranquilo.

— No puedo dejarnos así — dijo, mirando hacía ambos miembros, aún erectos.

Alzó sus ojos hacía un ruborizado Joaquín, quién asintió, mordiéndose el labio con una sonrisa.

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Seguimos.......

Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora