Ochenta Y Dos

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— ¡Nik! Te fuiste corriendo y no me esperaste... — Eduardo sonaba ofendido, con la silla a centímetros de la puerta del comedor, sin poder pasar del umbral para no caer por la rampa, bastante empinada, pero se detuvo cuándo vió a los tres secándose lágrimas inútilmente —. No lloren, me harán llorar también...— parpadeó para despejar su vista—, ¿Porqué lloran?

E-ddie.

El pelinegro pareció tardar un momento en creerlo, mirando a Joaquín mientras sus ojos se iban llenando cada vez más de lágrimas, hasta cubrir su rostro con sus manos y comenzar a llorar.

Joaquín fué a abrazarlo y el otro correspondió.

Nikolás anunció que iría a buscar a Ederico, dejándolos a los tres en el comedor.

Eduardo no pudo evitar ver las marcas en el cuello de Joaquín.

— ¿Tú y...Em...?

Joaquín negó.

Algo — murmuró.

— ¡Joaquín Bondoni!

Saltó un poco al escuchar el grito de Federico, que había entrado corriendo al comedor.

— Dime que Nikolás no me miente — habló, Joaquín vió detrás de él, a Germán y a otros que se asomaban en la puerta.

No — dijo, negando.

— Awww, bebé — el mayor lo abrazó con fuerza, sonriendo ampliamente, sintiéndose a desbordar de ternura por aquella sílaba que había sonado cómo un pequeño "Ño".

Su director sacó su celular, dónde Joaquín marcó el teléfono de su madre, hablando con ella por primera vez, con lágrimas cayendo por su rostro y Emilio abrazándolo, ayudándolo a mantenerse de pié.

Joaquín seguía siendo bastante callado, respondía con pocas palabras y hablaba muy bajo, en un tono sutil, que hacía que todos hicieran silencio para que se pudiera escuchar su suave y tierna voz.

Sin querer hacerlo a propósito, continuaba haciendo señas para hablar, acompañando sus palabras, lo que a veces hacía que tuviera que cortar la palabra para que acompañara al gesto; y hasta llegó a seguir hablando en señas, mientras murmuraba sonidos incoherentes.

La señora Bondoni habló con Federico, pidiéndole que los trajera a ambos chicos ese mismo día, el mayor no se negó, y les dijo que juntaran sus cosas inmediatamente que volverían a la CDMX en 5 minutos.

Emilio y Joaquín obedecieron, con ayuda de Nikolás, guardaron todo a presión en sus valijas y lo llevaron hacía la camioneta de su mayor.

Se despidieron de sus amigos, quiénes dijeron que intentarían volver lo más pronto posible y que se aburrirían sin ellos.



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Seguimos con el maratón........2/?


Nos vemos AlbertXioW.

Mute // Adaptación EmiliacoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora