Capítulo 2

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—¿Y está guapo? —Miró a su amiga por medio de la videollamada

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¿Y está guapo? —Miró a su amiga por medio de la videollamada. Se había pintado las puntas del pelo negro de color azul, y eso la hacía resaltar más.

—Más o menos. No te sabría decir. —La chica rodó los ojos.

Ella fue la única que respondió los mensajes y las llamadas que le dejó a sus tres amigas. Y no respondió por simple gusto, más bien, porque decía que tenía unos minutos libres para hablar con ella y hasta ahí.

Ya había pasado tres días de su encuentro con él, solía montar su bicicleta y buscarlo por casi toda la bahía. Era pequeña, así que fácilmente se podía llegar a varios extremos sin problemas, con solo 5000 habitantes y zonas más alejadas que otras, dónde pocas casas daban vida al lugar. La casa de ella era así, alejada y cerca de la playa, debían recorrer a veces media hora para poder llegar al centro; de ahí en fuera, no había más por ver o recorrer. Por eso le frustraba no volver a verlo, hasta creyó que estaba quedando loca y que había sido una ilusión creada para escapar de la realidad.

Lástima que no lo hayas vuelto a ver, ¿no? —Suspiró.

—Por eso quería saber si tú sabías algo al respecto. —Su amiga frunció el ceño sin entender a qué se refería.

¿Piensas que, por el trabajo de mi papá, yo pueda saber de alguien que haya viajado hacia la bahía? —Asintió, esperanzada—. Bueno, mi papá me contó que uno de sus empleados dijo que unos sobrinos vendrían en las vacaciones para visitar a su madre, son primos de sus hijos y ya, no sé más. —Meditó en la información que le dió su amiga.

—¿Tú crees que sean ellos?

El padre de su amiga trabajaba en una de las empresas más grandes de la bahía, eso provocaba que conociera, literalmente, a todo el mundo ahí. Si alguien sabía algo, esa era Chou*, la mayor del grupo y quién se enteraba de todos los chismes de las personas, algunas veces no dudaba en contarle a ellas, otras, no mencionaba nada hasta que explotaba la bomba.

No lo sé, ¿no le preguntaste su nombre o a quienes vino a visitar? —Negó—. Tarada.

Se sonrojó sintiéndose estúpida, más por la palabra de su amiga.

—Chou, ¿tú qué harías?

Esperar. Creo que es lo mejor —Suspiró antes de pasarse las manos por el rostro—. Mira, te daré un consejo por ser la mayor del grupo; no te ilusiones así tan a la ligera, ni siquiera lo conoces y ya andas pensando en cuántos hijos tendrías con él; no sabes sus verdaderas intenciones o si es alguien que tus estrictos padres aceptarían, ¿entiendes? Mejor, deja que las cosas fluyan, estamos jóvenes y ya vendrán más amores como desamores —concluyó antes de voltear hacia alguien que le habló interrumpiendo la conversación. Ella esperó a que su amiga terminara de hablar—. Me tengo que ir, saldré con mis primas. Voy a ver qué le saco a mi papá de información y te la paso, pero te repito, no te ilusiones que terminarás mal.

Un verano inolvidable #1 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora