Capítulo 32 Final

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JUEVES.


Elena se estiró sintiéndose la peor persona del mundo. Se quedó viendo al techo por un largo tiempo en lo que esperaba que su amiga también saliera del largo sueño.

Sentía que ese jueves se iría lento así como pasó con el miércoles.

La tarde de ese día, Elena estuvo con su abuelita y su madre biológica, platicó con ellas y pasaron momentos muy agradables, su madre le regaló varias cosas para que siguiera pintando y, una de ellas, fue un caballete así como varias lienzos en blanco. Elena casi saltaba en un pie de la emoción de tener todo eso, también le regaló varias cosas más que eran comunes en la pintura.

No dudó en abrazarla y agradecerle todo lo que hizo por ella. Fue ahí cuando vino la despedida, derramaron algunas lágrimas, le prometió que volvería en cuanto estuviera libre, se intercambiaron los números de celular para estar en comunicación y, después, su madre se despidió con una sonrisa antes de salir de la casa.

Elena pasó un poco más de tiempo con su abuelita hasta que llegó Daphne, la joven también se quedó un largo tiempo hasta que decidieron volver a la casa de su amiga. Ahí avisó que se quedaría a dormir, así que su madre adoptiva aceptó.

Ya estando en casa de ella y a solas, Elena volvió a sacar todo lo que sentía. Daphne la abrazó y la consoló en todo ese tiempo que la joven lloró en sus brazos, no dijo nada, no era necesario decir una palabra, lo mejor era que se desahogara por segunda o tercera vez.

Esa mañana del jueves, despertó con los ojos hinchados y la nariz roja, se sentó en la cama tratando de no hacer ruido que pudiera levantar a su amiga.

Pasó por encima de ella y salió al baño, ahí se quedó un rato pensando, comenzó a tener el deseo de pintar, de expresarse con un pincel y usar uno de los lienzos que su madre le regaló.

Sonrió.

Regresó a la habitación viendo que su amiga todavía dormía, hizo una nota rápida, tomó sus cosas, y salió de la habitación. Abajo se topó con los padres de Daphne y su hermano mayor ya despiertos, la invitaron a desayunar pero desistió, las ganas y el deseo de dibujar eran cada vez más fuertes en ella.

Sin más, se despidió prometiendoles ir a comer ese mismo día y salió de la casa, subió a su bicicleta y emprendió el camino de vuelta casa.

Ahí se encontró a sus padres despiertos y viendo que les faltaba a ambas para el inicio a clases.

Elena los saludó, corrió a abrazarlos tomándolos por sorpresa y después se sentó a desayunar. Disfrutó estar con ellos, les platicó lo que hizo el día de ayer sin mencionar a Pablo y se despidió de ambos cuando partieron a sus respectivos trabajos.

Elena suspiró, limpió la cocina y lavó los trastes, subió a su habitación viendo que todos sus regalos ya estaban ahí, más aparte otro que estaba en la cama, envuelto en papel de regalo y una ligera nota encima.

Un verano inolvidable #1 (✓)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora